José Steinsleger 2007/12/19
España: ¿hacia la III República?
LA JORNADA
No pocos autores dudan en calificar de «confabulación» el proceso de la transición política española que, paradójicamente, careció de un proceso constituyente democrático. Es decir que los «demócratas» de España se cuidaron de que hubiese ruptura institucional. (...)
Santiago Carrillo, secretario general del Partido Comunista (PCE), calificó a Suárez de «anticomunista inteligente». Entonces, Washington extendió visa al «comunista inteligente» para dictar conferencias en Estados Unidos. (...)
Atrapada en el frenesí consumista y el poder lobotomizador de los medios, la sociedad española internalizó la amoralidad de sus dirigentes políticos. A fines de 1974, el famoso «el marxismo o yo» de Felipe González liquidó al legendario Partido Socialista Obrero Español (PSOE). (...)
El enjuage de la burguesía neofranquista culminó en los Pactos de la Moncloa (25 de octubre de 1977), suscritos por Adolfo Suárez (presidente del gobierno) y Leopoldo Calvo Sotelo (Unión del Centro Democrático), falangistas; Felipe González (PSOE); Santiago Carrillo (PCE), el fascista Manuel Fraga (Alianza Popular) y Enrique Tierno Galván (Partido Socialista Popular), entre otros partidos menores.
Los partidos políticos cayeron de hinojos ante la Constitución de 1978, que en su artículo 1 (apartado 3) establece que la forma política del Estado es la monarquía parlamentaria. (...)
Sin embargo, a inicios de 1980, en movilizaciones, huelgas y manifiestos las inquietudes republicanas pisaban con fuerza.
Se necesitaba un «escarmiento». En este contexto, se produjo la intentona del golpe fascista del 23 de febrero de 1981.
El conjunto de la sociedad cerró filas diciendo no. Pero los golpistas no eran recién llegados sino oficiales que colaboraban en el entorno íntimo del rey. Juan Carlos se tomó su tiempo, y la embajada de Estados Unidos intervino en el asunto: no conviene. Horas después, el rey apareció en los medios como «titán de la democracia». (...)