GARA > Idatzia > De reojo

Raimundo Fitero

Rodeados

Estoy rodeado por premiados de la lotería. He interiorizado tanto mi fracaso histórico que no siento ni envidia. Es bastante peor el sentimiento de inoportunidad que me embarga. No se trata de recordar a nadie su pasado, pero yo también tengo premoniciones, aunque nunca acierte. Cada año me despierto con el soniquete de los niños y niñas cantando números y me asalta una sensación de premiado que parece absolutamente real, verosímil, tangible. Mi primera labor es el reparto del dinero; lo segundo y más laborioso: ensayo frases para cuando vengan los medios de comunicación a preguntarme eso tan inteligente y novedoso que hacen todos sin excepción sobre el destino que daré al dinero ganado con el premio. No obstante, lo que me cuesta más es tomar una postura definitiva ante los directores de bancos y cajas que vendrán a solicitarme que ingrese el décimo o los décimos en su entidad a cambio de unas condiciones especialmente ventajosas para mis intereses.

Cuando sucede lo que siempre sucede, cierro el capítulo y la imaginación que me resta, la resto del monto total, hasta ponerla de nuevo a cero, que es el lugar desde el que partimos y al que llegamos irremisiblemente quienes tenemos salud y amor a raudales. Pero este año ha sido diferente. Estoy rodeado de tipos que sin venir a cuento gritan, me abrazan, lloran, exclaman, hablan por el móvil de manera convulsiva. Algunos no me dejan pagar ni una ronda, los veo eufóricos y desaliñados. Más que un pueblo, un bar, o un taller lleno de seres tocados por la suerte, parecen manifestaciones de abanderados de un club de fútbol después del ascenso de su equipo a una categoría superior.

De cerca me parecen seres afectados por un brote de demencia transitoria, pero cuando me pongo delante del televisor, entonces me doy cuenta de que les falta rigor, que no habían ensayado sus palabras, que no habían preparado una estrategia de comunicación, y entonces se amontonan los tópicos, los reporteros enviados por los medios tiran de manual de tal manera que solamente queda una cosa clara: en nuestro entorno hay muchos agujeros, porque todos, en cuanto parecen disponer de dinero, los quieren tapar.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo