Dolorosísima derrota en El Molinón
Frenados por el «otro fútbol»
Su inocencia, la antideportividad local en el primer gol y una nefasta actuación arbitral privan a los albiazules de puntuar en Gijón
El Deportivo Alavés descubrió, con un sopapo de esos de los que duelen, y mucho, que en una categoría tan dura como la Segunda no es suficiente con ser mejor que el rival con el balón en los pies. Y es que, pese a ser, por lo menos, tan bueno como el Sporting, la mayor picardía o antideportividad del equipo asturiano, la presión de la afición más numerosa de Segunda y un árbitro amedrentado le arrebataron unos puntos merecidos.
El Alavés hizo méritos suficientes para compensar los errores propios, pero terminó desquiciado porque terminó pagando los ajenos con una derrota y la pérdida de cuatro jugadores importantísimos -Gaspar y Toni Moral expulsados y Aganzo y Astudillo, que vieron la quinta amarilla- para el próximo partido. El dolor por el mano a mano fallado ante Roberto por el de Tarrassa que hubiera supuesto una remontada como la del Eibar pero a favor, hubiera sido fuerte pero no es nada con el cabreo por una segunda amarilla por simular aparentemente un penalti que pareció claro con 3-2 en el marcador.
Tras un comienzo igualado, el partido se enzarzó pasada la media hora en una jugada tan poco deportiva por parte local como ingenua por la visitante. Y es que, el Sporting no devolvió un balón echado fuera por los albiazules para que se atendiera a Natxo Garro, que había recibido un codazo en la cara, y aprovecharon la espera de los albiazules para marcar el primero de la tarde noche.
Ambiente revuelto
La jugada y el gol de Barral enrareció el ambiente, que con el aporte del árbitro y sus tarjetas -Julio Bañuelos fue expulsado por sus protestas- se convirtió en muy brusco y fue el Alavés el que salió perdiendo. En la efervescencia del cabreo, los albiazules concedieron al filo del descanso otra internada a Barral, que cedió el 2-0 en bandeja a Diego Castro.
No sirvió para nada el descanso, ya que nada más reanudarse el partido el Alavés recibió el que parecía el golpe definitivo, cuando el Sporting lograba el tercer gol por medio de Omar tras una buena jugada del conjunto asturiano.
Cuando a punto estaba de perder los papeles, el Alavés encontró la vía de canalizar su ira en juego y poco a poco fue creyendo en una remontada que parecía imposible. Obligado por las circunstancias, Uribe introdujo a Mena en sustitución de Garro, retrasando a Lacen a su posición más habitual y el equipo gasteiztarra comenzó a carburar con más fuerza.
La fe perdida en apenas diez minutos regresó a la misma velocidad y para el minuto 73 el Alavés ya había reducido la desventaja a su mínima expresión, de la mano de una monumental pájara local. Mena aprovechó un regalo de la zaga asturiana para marcar el primero y, dos minutos después, Gabri remató sobre la línea de gol un corner.
En la fase final del partido, el árbitro se puso más nervioso incluso que la parroquia local y se convirtió en el peor enemigo del Alavés. La expulsión por doble amarilla de Sastre fue absolutamente contraproducente para el equipo vasco, ya que la compensación instantes después con la de Gaspar no fue suficiente para el colegiado canario y mostró la segunda amarilla a Toni Moral por simular supuestamente un penalti en una jugada en la que le agarraron dentro del área cuando estaba en disposición y había hecho méritos de empatar el choque.
Pese a que en su idea inicial no quiso realizar ninguna valoración al margen de su equipo, Josu Uribe terminó quejándose de la actuación arbitral, especialmente por la jugada del penalti. El asturiano no quiso incidir en la jugada del primer gol «aunque ya llegará la vuelta» pero se quejó de la jugada del posible penalti a Toni Moral, al que espera le quiten la sanción.
«No voy a hacer ningún análisis, voy a felicitar a mis jugadores por el trabajo que han hecho. Me siento muy orgulloso de mis futbolistas, de lo demás no quiero analizar nada porque me voy a arrepentir de lo que diga», con estas frases comenzó el asturiano su alocución.
«Yo no digo que estoy indignado, pero ¿os parece que debo estarlo?
Estoy dolido porque hay cosas que han sido muy claras y a los profesionales hay que darles lo que hay que darles y quitarles lo que hay que quitarles. Era el último partido antes de vacaciones, hemos hecho méritos para haber empatado pero no nos han dejado» se lamentó el técnico.
GARA