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En Bagdad, un festival intenta exorcizar los demonios de la guerra

Un hombre en silla de ruedas, con un transistor colgado al cuello, en el que se enumeran los ataques en un Irak batido a sangre y fuego. Esta imagen marcó la apertura oficial del Festival de Cine de Bagdad, un certamen que busca abrir caminos a la esperanza.

Sylvie BRIAND | BAGDAD

«Las películas deben ayudarnos a exorcizar a nuestros demonios», exclama Ammar al-Aradi, presidente de la segunda edición de este festival, que se desarrolla en el hotel Palestina. Para él, más que la calidad de las películas presentadas lo que cuenta es su contenido o su sentido final: la transmisión de un mensaje de esperanza en un país donde casi todos los cines han cerrado sus puertas por razones de seguridad. «Ese es el motivo por el que elegimos, como lema del festival, el derecho a una vida segura y estable», agrega.

Un cortometraje iraquí, «Frecuencia interrumpida», del realizador Saber Shabbi, inauguró el pasado miércoles este certamen de carácter bianual, muy humilde y con una gran falta de medios, incluidos apagones en las proyecciones. La película -proyectada tan sólo ante unas decenas de espectadores- narra la vida de dos hombres del Irak actual: uno, en silla de ruedas, es un optimista irreductible; el otro, pasa las horas tumbado en la cama mirando al techo. Al fin, la esperanza: «Ves -le explica el discapacitado al otro- esta tierra árida, que te parece muerta después de tanto tiempo, todavía puede dar frutos».

Ayas Jihad, de 25 años, presentó un cortometraje que compara Bagdad con una casa de muñecas que un chico rompe «sin razón» a puñetazos. Para Ahmad Rahma, autor de un documental sobre dos periodistas iraquís asesinados en 2004, su sueño «es poder filmar un día una comedia que no hable de la guerra».

RECONSTRUIR

El festival, que se clausura mañana, incluye 63 largometrajes y cortos de ficción de distintas partes del mundo. 27 títulos han sido filmados por iraquíes. «Me alivia ver que existe un relevo en este país destruido en el que todo tiene que ser reconstruido, incluso el cine», afirma el director del certamen.

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