Raimundo Fitero
En directo
Las series con recursos audiovisuales que configuren parte de su formato, las películas y los anuncios, aunque no todos, debería ser lo único aceptado para su emisión en diferido. El resto de todos los demás formatos, programas y formulaciones debería ser en televisión, siempre en directo. Pues en estos momentos y en algunos tramos horarios, no se emiten ni todos los noticiarios en directo. Y las noticias de los mismos vienen grabadas y son repetidas hasta la extenuación. En vivo y en directo, es una utopía de televidente soñador. Así que cuando se ven que ciertos contenidos son en directo, o en falso directo, es decir cuando vemos que se han grabado sin cortes, ni montajes, entonces nos sentimos partícipes de una circunstancia ejemplar.
La música en televisión, y en términos generales, no existe. La música pop es una entelequia. La música de consumo masivo, ha desaparecido de casi todas las parrillas, y cuando aparece lo hace a través de vídeos muy elaborados en sus formas, pero con todo, obviamente, grabado. Y en los programas de otro formato, si hay música es pregrabada, el famoso playback, y en el mejor de los casos, como en OT, cantaban en directo sobre música previamente grabada. Se me dirá que a lo largo de cualquier sesión televisiva escuchamos mucha música, y es verdad, acompañando anuncios, subrayando sensaciones, pero casi nunca, salvo en cadenas especializadas, formando parte de la oferta abierta.
Por eso sorprende que La 2 ofrezca en «No disparen al pianista» la vieja fórmula de entrevista, actuación en directo, intervención conjunta de artistas con música y voz sin manipular, actuaciones largas, reportajes sobre asuntos directamente relacionados con la música. Y que lo haga con buen tono, sin énfasis, sin estar, aparentemente, muy condicionados por la industria, mezclando a cantantes muy de consumo, con un clásico tan excepcional como Aran Malikian, tocando música contemporánea, o haciendo parte de su divertidísimo espectáculo teatral. Me pareció un programa ultra moderno y no recurrieron a ninguna espasmódica realización; hablaban pausado, compraban cedés, se regalaban canciones y se entendía todo. ¿Cuánto durará?