El polvorín paquistaní
Una multitud despide a Bhutto entre gritos y protestas contra Musharraf
Cientos de miles de personas despidieron ayer a la ex primera ministra paquistaní Benazir Bhutto entre golpes de pecho y gritos contra el presidente Pervez Musharraf por no haberle brindado una mayor seguridad. Una treintena de personas murieron en las protestas que se sucedieron en todo el país. El Ministerio de Interior, mientras, responsabilizó a al Qaeda del atentado y afirmó que Bhutto falleció por un golpe en la cabeza y no por disparos o metralla.
GARA | ISLAMABAD
Cientos de miles de personas acompañaron el cortejo fúnebre de la ex primera ministra Benazir Bhutto desde su residencia en Naudero hacia el gran mausoleo familiar de mármol en Garhi Khuda Bakhsh, a unos siete kilómetros de distancia, en la provincia de Sindh. El féretro de madera, cubierto por la bandera roja, verde y negra del Partido Popular de Pakistán (PPP), fue trasladado en una ambulancia blanca mientras, entre llantos y golpes de pecho, la multitud se empujaba por verlo. Bhutto fue enterrada junto a su padre, el ex primer ministro Zulfiqar Ali Bhutto, ejecutado en 1979. Hasta allí se acercaron sus seguidores en tractores, autobuses, y jeeps.
Sus rostros reflejaban dolor, consternación, ira e incredulidad por lo sucedido. Este malestar quedó patente en los gritos contra el presidente Pervez Musharraf por considerar que no protegió lo suficiente a la líder del principal partido de la oposición. «No importa cuántas Bhuttos mates -en alusión a Musharraf y a su aliado Estados Unidos-, Bhutto emergerá de cada uno de los hogares», gritaba la multitud, que se agolpaba en la calle y en los tejados.
La ex mandataria ya había advertido del peligro que corría su vida e, incluso, afirmó tener constancia de conspiraciones por parte de sectores oficiales y militares para matarla. De hecho, nada más llegar a Pakistán de su autoexilio de ocho años, un doble atentado con bomba contra su comitiva mató a más de 130 personas en Karachi.
En la comparecencia de ayer, el portavoz del Ministerio de Interior, Javed Izqbal Cheema, acusó a al Qaeda y los talibán de estar detrás de este atentado mortal. En este sentido, aseguró que los servicios de inteligencia interceptaron una conversación en la que un «líder de al Qaeda», al que identificó como Baitulá Mehsud, «felicitó a sus hombres por llevar a cabo este acto cobarde». A Mehsud lo vinculan con las fuerzas pro talibán presentes en la región de Waziristán Sur.
Falta de credibilidad
En contra de los informes médicos, que indicaron que recibió dos impactos de bala en el cuello y en el pecho, Cheema afirmó que Bhutto no falleció ni por las heridas de bala ni por la metralla de la bomba con la que se inmoló el kamikaze, sino por un fuerte golpe en la cabeza al caerse cuando intentaba entrar en el coche. Señaló que los tres disparos no la alcanzaron cuando estaba saludando a sus partidarios a través del techo solar de su coche blindado sino que, debido a la onda explosiva, golpeó la cabeza contra la palanca del techo solar, lo que le fracturó el cráneo. Según esta nueva versión, contrapuesta a la difundida inicialmente, Bhutto llegó al hospital casi inconsciente.
En un parte oficial, el Hospital General de Rawalpindi relató que cuando fue ingresada ya no respiraba, tenía una tensión arterial indetectable y una herida abierta en la sien izquierda por la que perdía masa encefálica.
El informe médico estableció en ese momento que Bhutto fue alcanzada por «una esquirla de bomba que le golpeó la cabeza y le causó una fractura fatal».
La explicación dada por el portavoz ministerial provocó cuando menos sorpresa y aumentó el malestar de la ciudadanía. A la hora de referirse a esta nueva versión, algunos analistas emplearon el calificativo de «sospechosa», incidieron en la «falta de credibilidad» de las instituciones paquistaníes y se preguntaron «qué ocurrió realmente el jueves». El término «conspiración» también estaba en boca de muchos en Pakistán, donde 32 personas murieron en las protestas que se llevaron a cabo a lo largo y ancho del país.
Las autoridades de la provincia sureña de Sindh dieron orden de disparar a matar contra todo aquel que «intente dañar la vida de inocentes y la propiedad pública». Horas después, la Policía abrió fuego contra manifestantes en la ciudad de Hyderabad, hiriendo a cinco personas. Fuentes policiales y testigos indicaron que en las protestas incendiaron 25 bancos, un tren de pasajeros, un centenar de vehículos así como un restaurantes extranjero de comida rápida.
En Karachi, la capital financiera del país, las calles amanecieron desérticas. Las tiendas cerraron sus puertas mientras que paramilitares y policías patrullaban la ciudad. Sin servicios de taxi ni autobuses, muchos ciudadanos optaron por ir a pie con sus equipajes desde la estación de tren y el aeropuerto.
«Desde la pasada noche -por el jueves- han ardido numerosas tiendas, coches y edificios gubernamentales. Estamos tratando de mantener la situación bajo control pero los ánimos están muy exaltados», destacó Azhar Ali Farooqi, un alto mando policial de Karachi.
En Multan, provincia de Punjab, saquearon siete bancos e incendiaron una gasolinera. En Peshawar, hicieron lo mismo con las oficinas de una partido progubernamental.
A la pregunta de qué pasará con el partido de Bhutto, el analista paquistaní Ameen Jan subrayó a Aljazeera que ahora su principal reto será encontrar un nuevo líder que pueda alcanzar las expectativas del partido. «Una vez de que acaben los funerales, me imagino que los dirigentes del PPP se reunirán y darán paso a una discusión interna para acordar cómo seguirán adelante», manifestó. El PPP ha declarado 40 días de luto.
El líder cubano Fidel Castro culpó a la política de EEUU de la muerte de Bhutto. «Ello es consecuencia de las políticas aventureras y las guerras para apoderarse de los recursos naturales del mundo, desatadas por EEUU», resaltó en un comunicado.
Numerosos países, entre ellos, Japón, Suiza, Gran Bretaña, Italia, Países Bajos, y los estados español y francés, aconsejaron no viajar a Pakistán, extremar la precaución y abstenerse de realizar visitas que no tengan urgencia o sean necesarias.
Los mercados bursátiles europeos retrocedieron menos que los asiáticos, después de la fuerte pérdida registrada en Wall Street. Los malos índices de la economía estadounidense y, sobre todo, la inestabilidad en Pakistán afectaron a las inversiones.
Mientras la Casa Blanca insiste oficialmente en defender los comicios en Pakistán el 8 de enero, el escepticismo sobre su celebración crece entre la mayor parte de los analistas estadounidenses, que alertan además de que mantener tercamente la fecha puede resultar contraproducente para los intereses de Washington.
Brian Katulis, experto sobre Asia del Center for American Progress, recuerda que «los paquistaníes no tienen en demasiado estima a EEUU y si estos insisten en defender la fecha, habida cuenta del profundo escepticismo entre la población, la brecha se agrandará».
Daniel Markey, del Consejo de Relaciones Exteriores, augura un retraso de las elecciones y asegura que «hay demasiado desorden para poder continuar con el calendario».
Como otra muestra de que, con la desaparición de Benazir Bhutto, EEUU ha perdido su carta maestra para pilotar la «transición» del país asiático, la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, llamó por teléfono al número dos de su partido, el PPP, para pedirle que participe en las anunciadas elecciones.
Para Stephen Cohen, de la Brookings Institution, «probablemente es demasiado tarde» para que EEUU mantenga su influencia en el país. «Lo hemos fiado todo a Musharraf».
En este contexto, los principales diarios estadounidenses exigían ayer abiertamente un cambio de estrategia de la Administración Bush, concretamente el fin de su sostén al presidente Musharraf.
Por contra, el «Philadelphia Inquirer» recuerda que, muerta Bhutto y dinamitado el plan de transición estadounidense que pilotaba en torno a su figura, la Administración Bush «se encuentra aún más atada de manos y tiene menos margen de maniobra para distanciarse de Musharraf».
La prensa coincide en que los riesgos que afronta EEUU en Pakistán son «enormes». Tan grandes como la crisis que afronta este país musulmán, la más grave en su accidentada historia que se inició tras la Partición de India allá por 1947.
GARA
Al menos nueve personas murieron en un atentado cometido en el valle de Swat al término de un mitin del partido gubernamental Liga Musulmana-Q. La explosión se produjó cuando el ex ministro Asfandyar Amirzaib finalizó su intervención.