EUSKAL HERRIA - CATALUNYA
Un modelo de amistosos agotado que exige innovar
La Federación Vasca de fútbol acumula ya casi quince años organizando partidos amistosos de la selección en fechas navideñas. Una iniciativa que en su momento fue recibida con agrado por la sociedad, pero que en la actualidad exige innovar con otras propuestas paralelas para ir avanzando hacia la oficialidad.
Manex ALTUNA
Desde 1993 cuando la Bolivia de Azkargorta jugó en Anoeta, la selección no ha faltado a su cita en el periodo estival. Es a partir de estos años cuando la Federación Vasca de fútbol pasa a convertirse en la organizadora del encuentro y consigue darle una continuidad a los encuentros de la selección que desde finales de los setenta y la década de los ochenta disputó unos cuAntos encuentros, pero de forma escalonada. Cuando surgió la iniciativa fue recibida con agrado por amplios sectores de la sociedad que anhelaban poder ver a la selección vasca jugar partidos ante selecciones internacionales. A su vez, todos los encuentros han servido para mantener por un lado vivo el espíritu de conseguir algún día la oficialidad y de convencer del alto nivel con el que cuenta el fútbol vasco.
En los últimos años, sin embargo, se ha podido ir constatando que es un modelo agotado. Una vía tan amistosa que no conduce a la oficialidad y que exige innovar con otras iniciativas o, por lo menos, acompañar de nuevos pasos que pueden ir en paralelo. Los propios organizadores del encuentro, la Federación Vasca, se ha percatado de ello y obligada por el desánimo que estaba cundiendo en la sociedad se ha ido atreviendo a dar nuevos pasos.
En el último partido organizado con Laurentzi Gana al frente de la Federación ante Honduras en Anoeta se comprobó que había que apostar por nuevas iniciativas para no caer en el folclorismo. Por un lado, estaba la poca asistencia de público, pero por otro estaba lo más importante. El carácter reivindicativo de la cita se había ido perdiendo con el paso de los años ya que la Federación Española estaba animando al mismo tiempo a otras comunidades autónomas a organizar partidos del mismo estilo.
Entre ellas, la Federación Navarra que surgió para tratar de impedir que sus jugadores fueran convocados por la vasca, o por lo menos, complicar esa llamada, como ha quedado demostrado al desaparecer en un par de años por la falta de apoyo popular.
Lo más preocupante, sin embargo, ha sido comprobar que el mero hecho de organizar partidos no ha servido para avanzar en el complicado camino hacia la oficialidad, sino se acompañan estos partidos de otras iniciativas. De hecho, desde la Federación Vasca se alcanzaron acuerdos con ESAIT viendo que el hastio en la sociedad era cada vez mas generalizado. Ante esa tesitura y sin intención de cumplir lo pactado como se demostró con el tiempo, a Gana no le quedo otra que recabar el apoyo de ESAIT y firmaron su primer acuerdo de colaboración para avanzar hacia la oficialidad con nuevas iniciativas unos días antes del partido navideño de 2004 ante Honduras.
Cuando Iñaki Dobaran accedió a la presidencia de la Federación fueron rubricados los acuerdos hasta en tres ocasiones hasta que, tras la visita a Catalunya del año pasado, quedó en evidencia que no eran más que simples lavados de conciencia cara a la sociedad. En este sentido, no se puede olvidar lo sucedido en Barcelona cuando el presidente de la Federación Vasca rozó el ridículo engañando y no cumpliendo lo acordado con ESAIT y a los jugadores al plegarse ante las presiones de la Federación Española en vez de apostar por una dinámica de trabajo a favor de la oficialidad. Porque en un principio se acordó que la selección de Euskal Herria y la catalana posaran antes del encuentro con una pancarta en la que se reivindicaba la oficialidad, pero al final la Federación Española trató de imponer el lema de «Juntos por la paz». Al final, los propios jugadores y técnicos de la selección dieron una demostración de coherencia al reivindicar por su parte la oficialidad de Euskal Herria.
Y es que, aunque de palabra no lo ha querido reconocer, los hechos han demostrado que la Federación Vasca tiene todavía muchas posibilidades por explotar y avanzar hacia la oficialidad con nuevos pasos. En este sentido, en los últimos años se han producido varios avances significativos al jugar dos o tres partidos al año e, incluso, salir a jugar fuera de Euskal Herria a Venezuela o Catalunya. El cambio de denominación de la selección -de Euskadi a Euskal Herria- también debe considerarse un avance.
En este apartado habría que destacar que en los acuerdos que firmaron ESAIT y la Federación Vasca en su momento, el cambio de nombre de la selección para darle un carácter más nacional y superar la limitación territorial, era uno de los puntos que se recogía junto al cambio de himno y el diseño de un plan estratégico para conocer y explotar las posibilidades de conseguir la oficialidad. Para no cumplir lo pactado la Federación alegaba que le era imposible hacer esos cambios por los impedimentos legales, pero el tiempo ha demostrado que puede hacer muchas más cosas que las que está haciendo hasta ahora.
Un debate abierto
Al igual que ha hecho en esta ocasión cumpliendo una de las peticiones que realizaron una treintena de futbolistas el año pasado en Durango, la Federación ha apostado por ganar tiempo y mantener sus intereses a salvo, que no son otra cosa más que organizar partidos y recaudar fondos que en teoría se deben repartir en el fútbol base.
Si cuando comenzó la andadura de los amistosos navideños apenas había debate sobre el papel que debían jugar las federaciones e instituciones para alcanzar el objetivo de la oficialidad, lo sucedido en los últimos años ha servido para ir aclarando las posturas de cada agente. El paso más significativo lo dio el año pasado ESAIT cuando decidió no apoyar el partido frente a Serbia. Una postura difícil, pero coherente al no poder respaldar un encuentro en el que tan sólo importan los réditos económicos y, además, se rompían los acuerdos alcanzados en los últimos años con la Federación para ir dando pasos hacia la oficialidad.
Y es que desde la Federación argumentan que quieren limitarse a jugar el papel de organizar partidos y recaudar fondos mientras pasan la pelota de la oficialidad a los políticos y a las instituciones. Estos responden de la misma manera asegurando como decía recientemente el Director de Deportes de Lakua, José Ramón Garai, que son las federaciones las que tienen que dar los pasos en sus respectivos entes internacionales porque así está recogido en la ley del deporte de 1998.
Esa falta de iniciativa para liderar el trabajo por la oficialidad deja en evidencia la falta de voluntad de unos y otros. Como se suele decir, de pasar de las palabras a los hechos. Y es que en vez de encararse con los agentes que de verdad impiden el reconocimiento internacional -Estados español y francés y sus respectivas federaciones-, prefieren alejarse de los agentes que en Euskal Herria, mientras que desde la sociedad están dispuestos a trabajar por la oficialidad como puede ser ESAIT.
No sólo eso. De la mano de Garai el Gobierno de Gasteiz se han hecho muchos más esfuerzos por mantener su cuota de poder en el ámbito deportivo de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa que en diseñar un plan estratégico acordado entre todos los que están a favor de la oficialidad. En este sentido, es destacable cómo en ningún momento desde Lakua se ha intentado apostar por la creación de federaciones nacionales contemplando los siete territorios.
La actuación de Garai en el Mundial de pelota disputado este verano en San Francisco, impidiendo la participación de la única federación que contempla los siete territorios como es la Euskal Herriko Pilota Konfederazioa así lo demuestra.
Asimismo, en los seis años que lleva Garai como director de deportes no se ha hecho pública ninguna partida presupuestaria para diseñar un plan estratégico para trabajar por la oficialidad, pero sí que se han hecho esfuerzos por apartar a ESAIT de la escena. Los hechos objetivos así lo relevan. Porque, pese a firmar acuerdos con la plataforma en los partidos frente a Honduras, Camerún, Gales o Catalunya, en todos ellos se ha intentado impedir que los jugadores portaran pancartas de ESAIT a favor de la oficialidad como habían hecho en años anteriores y se ha intentado dar más publicidad a la Unión de Federaciones Deportivas Vascas, un ente creado con dinero público pero que carece de apoyo popular. En 2008 la Unión de Federaciones Deportivas Vascas recibirá 140.000 euros para trabajar por la oficialidad; dentro de un año veremos en dónde queda su labor.
Mientras se destinan esas cantidades insignificantes para la oficialidad, Garai se ha caracterizado durante su mandato por buscar el mayor protagonismo. Sus intervenciones en las regatas de la Concha o su lucha contra el dopaje en ciclismo y en remo, lo confirman. ¿Acaso, se atrevería a mandar a la Ertzaintza a obligar a pasar un control antidoping a los jugadores del Real Madrid? Está claro que no, pero con los deportistas semiprofesionales lo ha hecho intentando hacer valer su autoridad en las competiciones que dependen del Gobierno de Gasteiz.
Los acontecimientos de los últimos años han demostrado que la sociedad, agentes como ESAIT y la mayoría de los deportistas están dispuestos a poner de su parte para avanzar hacia la oficialidad. Sin embargo, falta por concretar la actuación de las federaciones e instituciones porque son imprescindibles en este sentido y habrá que buscar consensos para diseñar una estrategia. Dobaran y Garai parece que no están por la labor, por lo que habrá que buscar a personas que sí lo están porque la sociedad así lo reclama. Un acuerdo de base entre todos los agentes que apuestan por la oficialidad es más necesario que nunca.
Eurocopa a la vista
Desde 1993, cuando la selección jugó contra Bolivia, la Federación Vasca consiguió dar una continuidad aplaudida por amplios sectores de la sociedad por poder ver jugar a la entonces Euskadi en partidos internacionales.
El encuentro ante Honduras supuso el agotamiento de una fórmula exprimida. Por un lado, la asistencia de público bajó y, lo que es peor, el carácter reivindicativo se había perdido poco a poco. Quedaba claro que había que renovar las apuestas.
Ante el hastío de la sociedad, la Vasca alcanzó en 2004 varios acuerdos con la plataforma ESAIT para avanzar hacia la oficialidad con nuevas iniciativa, aunque con el tiempo se demostró que no tenía intención de cumplir lo pactado.
La falta de compromiso de la Vasca quedó de relieve en el encuentro que jugó la selección de Euskal Herria ante Catalunya en el Nou Camp. Los jugadores y los técnicos salvaron la cara y reivindicaron la oficialidad en una pancarta.
Las limitaciones legales que debe solventar la Federación Vasca son muchas y algunas muy difíciles de superar como es la partición territorial ya que sus competencias se limitan a Araba, Bizkaia y Gipuzkoa. Es cierto que hasta conseguir un nuevo marco jurídico y político para Euskal Herria está complicado, sin embargo, con iniciativa e imaginación se pueden ir dando pasos.
De lo que no cabe ninguna duda es que la Federación es la que tiene que mojarse y reclamar la oficialidad en las federaciones internacionales. El objetivo es ser miembros reconocidos de FIFA y UEFA y, para ello, lo primero es reclamar la entrada. Claro está que no se puede hacer por la brava y por ello, es necesario ir recabando apoyos de otras federaciones y dar a conocer la situación de Euskal Herria. Se trata de un trabajo a medio plazo en el que hay que invertir tiempo y dinero para alcanzar alianzas con naciones en la misma situación o con las federaciones que nos vean con buenos ojos.
En este sentido, hay que empezar por analizar los estatutos de cada federación internacional y terminar con algunas de las mentiras que se utilizan para decir que sería imposible que Euskal Herria pueda ser reconocida. Las federaciones internacionales son entidades privadas y no es obligatorio ser un estado para poder ser miembro. Por ahí existe una vía como se demuestra con los casos de Islas Feroe, Escocia o Gales. Además, tampoco hace falta liga propia ya que el Cardiff, por ejemplo, juega en la segunda división de Inglaterra.
Para superar la partición territorial, al igual que sucede en la actualidad en las convocatorias de la selección con los jugadores navarros y de Ipar Euskal Herria, debería ser respetado el derecho a decidir de cada futbolista la selección que quiere defender.
Lo mismo podría decirse de los futbolistas que prefieran jugar con España o Francia. Además, hay casos en los que se respeta estas decisión como ha sucedido en los últimos años con jugadores de las categorías inferiores del Norte de Irlanda que han jugado con la República de Irlanda. Sin embargo, la diferencia está en el talante democrático de los Estados español y francés y en saber si respetan la soberanía deportiva de los vascos.
Mientras se fuera trabajando el aspecto de las relaciones internacionales, en el aspecto deportivo también se puede ir avanzando y dando una categoría más oficial a los partidos de la selección. Al igual que el año pasado se aprovechó la disputa de la Copa América para viajar a Venezuela, este verano llega la Eurocopa. Intentar realizar un stage de preparación o jugar algunos amistosos con las selecciones que están clasificadas sería un paso importante. Otra idea podría ser la de tratar de organizar un torneo de las naciones con selecciones que se han quedado fuera de la Eurocopa como Irlanda, Gales o Escocia e invitar también a otras selecciones como la catalana que se encuentran en la misma situación que Euskal Herria.
En todos estos casos, hay que intentar alcanzar buenas relaciones con las distintas federaciones y explicar lo que ocurre con Euskal Herria y no limitarse como hicieron el verano pasado los directivos de la Federación Vasca a ir de vacaciones a Venezuela. No se pueden perder oportunidades así para recabar apoyos. Asimismo, habría que intentar impulsar a la selección femenina, que el año pasado jugó sus primeros partidos. dándole continuidad y, sobre todo, mayor publicidad.
140
La Unión de Federaciones Vascas recibirá 140.000 euros por parte de la dirección de deportes del Gobierno de Lakua, mientras que ESAIT se mantiene por el creciente apoyo popular que recibe.