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alpinismo Patagonia

«La travesía imposible» todavía queda pendiente

Dos experimentadas cordadas intentan la travesía de las cuatro puntas del grupo de Cerro Torre: Cerro Standhardt, Punta Herron, Torre Egger y Cerro Torre.

Andoni ARABAOLAZA | DONOSTIA

El tour del Cerro Torre, la travesía imposible, el póquer de las cuatro cimas... llamémosle como queramos, todavía no está culminado. Se trata de uno de los grandes retos de Patagonia, uno de los objetivos más perseguidos por la flor y nata del alpinismo mundial. Está cerca de «caer», pero por el momento deberá esperar el encadenamiento de las cuatro puntas del grupo del Cerro Torre: Cerro Standhardt, Punta Herron, Torre Egger y Cerro Torre.

Las últimas que se embarcaron en esta travesía «romántica» han sido dos cordadas que saben muy bien de qué va el juego de la escalada en Patagonia. Dos cordadas independientes que se juntaron un poco por casualidad. Amigos de escalada que compartían un objetivo común. Rolando Garibotti se ataba la cuerda con el estadounidense Hans Johnstone. El segundo grupo era completamente italiano: Alessandro Beltrami, Mirko Masè, Fabio Salvadei y Ermanno Salvaterra. Entre el 21 y 23 de noviembre ambos grupos firmaron tres de las cuatro puntas; del último, del Cerro Torre, se retiraron por las adversas condiciones.

Según ha comentado Garibotti a GARA, fue una pena no firmar completamente la travesía: «Pocas líneas son tan estéticas, obvias y difíciles como esta travesía. Coincidí con Ermanno y sus compañeros, pero a diferencia de otros años, esta vez escalé con Hans de forma independiente. Fuimos al mismo objetivo por casualidad. Lo pasamos muy bien, pero el Cerro Torre, una vez más, no se dejó. Nosotros subimos hasta la mitad de la montaña, pero la situación era muy tensa por las altas temperaturas y decidimos darnos la vuelta. El calor fundía los hongos de nieve cimeros y había mucho riesgo de caídas de piedras, nieve y hielo. Todavía voy a pasar un tiempo en Patagonia, y espero que me dé otra oportunidad».

La cordada Johnstone-Garibotti empezó por la vía Festerville del Standhardt, siguió por el Spigolo di Bimbi (6a/b, 90º) del Herron, prosiguió por la arista noroeste (6a y mucho mixto) del Egger y a mitad del Torre se bajó. Los italianos casi siguieron los pasos de sus amigos; la única variación fue en la Standhardt, ya que escalaron la ruta Otra vez (6b/c, A1, 80º). Esta vía fue abierta por el propio Salvaterra junto a Elio Orlandi y Maurizio Giarolli en 1988. Un dato más para el historial de Salvaterra: tras 25 años de ascensiones por los cerros de Patagonia, por primera vez pisó la cima del Egger. Pero, como la anterior cordada, se retiraron del Torre; estos desde el collado de la Conquista, también por el gran riesgo de avalanchas.

¿La travesía de Salvaterra?

Con el respeto que se merecen todos los alpinistas que han intentado el póquer de las cimas del grupo de Cerro Torre, por diferentes criterios históricos y románticos, no dudamos en afirmar que es la travesía de Salvaterra. Es el gran sueño de este italiano de 52 años que, como adelantábamos, lleva visitando un cuarto de siglo las paredes de Patagonia. Esa atracción fatal, esa obsesión por dichos cerros, le llevó en 1988 a intentarla junto a Orlandi y Giarolli; allí comenzó toda la historia. También se metió en faena al año siguiente con Andrea Sarachi, y de nuevo no tuvo éxito. La historia continuó, y en 1991, esta vez con Adriano Cavallaro y Ferruccio Vidi, llega hasta la cima del Standhardt. Y lo mismo le ocurre en el 2006 con Beltrami y Garibotti. Esta vez, en su último intento entre el pasado 21 y 23 de noviembre, ha añadido a la lista el Egger, pero el Torre se quedó sin hollar. De esta manera, las dos cordadas de esta última incursión a la «travesía imposible» firman la segunda y tercera de la unión de las cimas del Standhardt, Herron y Egger. Los primeros en el triplete fueron Thomas Huber y Andi Schnarf, en 2005. Escalaron los tres picos en un ida y vuelta de 38 horas; era el tercer intento de la cordada. Salvaterra volvía a casa sin su gran sueño. Quizás haya sido su último intento, y es que, en declaraciones a GARA, este histórico alpinista ha afirmado que ha sido su último viaje a Patagonia en una larga temporada: «Durante esta última visita comenté a mis compañeros que sería mi último viaje en muchos años, y creo que será así». ¿Se acabó la época Salvaterra? Habrá que verlo.

Verlo, por lo menos, se le vio en una reciente visita que el italiano realizó a Euskal Herria con motivo de unas proyecciones de sus escaladas en Patagonia; una de las cuales tuvo como protagonista a ese último intento de la travesía. A pesar de no haber conseguido su propósito, Salvaterra señala que está tremendamente satisfecho con esta gran actividad: «Afortunadamente me sentía bien, y volver a Otra vez, el Spigolo di Bimbi y a la cima del Egger que, nunca la había pisado, me hizo sentir emociones muy fuertes».

Demasiado calor

Salvaterra llegó a El Chaltén el primer día de noviembre. A los tres días intentó la vía Exocet de Jim Bridwell y Jay Smith en el Cerro Standhardt, pero se dio la media vuelta en el llamado «Bloque empotrado». El día 10 volvió otra vez a la Exocet y, después de cuatro vivacs y una lesión por la caída de un bloque de hielo, hizo cima. No contento con ello, se dirigió a su gran objetivo: el encadenamiento de las cuatro puntas del grupo del Cerro Torre.

«Justo cuando bajaba hacia el valle tras pasar una desagradable experiencia en la Exocet, quise portear todo el material e intentar de nuevo la travesía. Ese día, el 14, Alessandro y Mirko fueron a escalar la ruta Chiaro di Luna en la Aguja de St. Exupery. Y esa misma tarde me decanté definitivamente por mi gran sueño. De alguna manera fue un poco revivir la noche después de haberme rendido en la vía de 1959 del Cerro Torre. Hablé de esto con Favio. Y a la mañana siguiente, con una mochila muy pesada, caminé hasta el comienzo del glaciar para esperar a Alessandro y Mirko. No sabía cómo presentarles mi propuesta de la travesía, no tenía las palabras adecuadas... Alessandro me dijo que estaba dispuesto, pero añadió que, si se lo hubiera propuesto al final del glaciar, me hubiera mandado a hacer gárgaras», adelanta Salvaterra.

En su segundo intento de la temporada, el cuarteto, ya cerca de la cima del Standhardt, no lo vio demasiado claro, ya que comenzó a nevar y el viento era muy fuerte. Todo estaba en contra, pero el grupo de Salvaterra no desistió. De repente, el tiempo se estabilizó y decidieron seguir de lleno en su propósito. También se llevaron la cima del Egger, y, ya en el Cerro Torre, la consecución del objetivo se diluyó. Hacía calor, y lo que caía por arriba les hizo retirarse. Sabor agridulce, y es que, tras realizar una brillante actividad, en el caso de Salvaterra, parece que será su último intento en varios años. A sus 52 años ha firmado una sobresaliente trayectoria en las paredes de Patagonia, pero cree que es tiempo de la retirada: «No me asustan las aproximaciones con mucho material, pero no me siento seguro. Estoy simplemente enfadado, y quizá ya no asuma los riesgos como antes. Antes nunca pensaba en lo que podría suceder mientras escalaba o descendía; ahora lo hago. No solía pensar en la posibilidad de que un simple clavo se saliera durante un rapel; y ahora lo hago. Solía ser capaz de pasar una buena temporada fuera de casa; ahora no es así. Se dice que cuando pasa el tiempo la gente madura; y quizá sea cierto».

Retirada o no, el legado de Salvaterra en Patagonia nunca será olvidado. El tour de la cuatro cimas del grupo del Cerro Torre, el comenzado por el italiano, sigue sin ser acabado, pero, al mismo tiempo sigue vivo. Son muchos los alpinistas de primer orden que lo han intentado y que lo siguen haciendo. Comentábamos al principio que Garibotti no lo descarta de nuevo. También hay otros que quieren hincarle de nuevo el diente; es el caso de Thomas Huber. Éste, junto a su hermano Alex y Stephan Siegrist, lo intentarán el próximo mes de febrero. ¿Quiénes serán los primeros en tener éxito?

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