Sangriento atentado suicida justo al inicio de un nuevo año ocupante
Al menos treinta personas murieron en un atentado suicida durante unos funerales en Bagdad, el más grave desde hace cinco meses. Coincidiendo con este atentado, el Ministerio iraquí de Interior presentó un informe en el que destacó que el pasado diciembre se registró el menor número de personas muertas en acciones de violencia desde la invasión anglo-estadounidense, en marzo de 2003.
GARA |
Al menos treinta personas murieron ayer en una tentado suicidida durante unos funerales en Bagdad. Se trata del atentado mortal más grave desde hace cinco meses en la capital iraquí. Según el Gobierno títere iraquí, kamikaze accionió la carga explosiva que transportaba en medio de la multitud que asistía a los funerales de un antiguo oficial chiita del Ejército iraquí quien, a su vez, había sido víctima de otro atentado suicida en un mercado de Bagdad hace tres días, en el que murieron otras 13 personas.
En el ataque, que tuvo lugar en el barrio de mayoría chiíi Zayouna, resultaron heridas además otras 38 personas.
Se trata del atentado mortal más grave en Bagdad desde que el 1 de agosto fallecieran 80 personas un triple atentado.
Además se produce a la vez que el Ejecutivo iraquí trata de vender seguridad al calor del descenso de atentados de los últimos meses. Ayer mismo, el Ministerio del Interior presentó un informe en el que asegura que en diciembre murieron en 568 civiles en atentados, el balance oficial más bajo desde febrero de 2006.
Por aquel entonces, el oscuro atentado contra un mausoleo chiíta en la ciudad mayoritariamente sunita de Samarra provocó una ola de enfrentamientos intercomunitarios sin precedentes en la historia de Irak.
Enero de este año conoció el apogeo de esta violencia sectaria que a punto estuvo de derivar en una guerra civil.
Un nuevo escenario
Desde entonces, muchas cosas han cambiado. Por de pronto, los sectores más combativos contra la ocupación del chiísmo político, el movimiento al-Sadr, declaró una tregua unilateral tras unos fuertes enfrentamientos con sectores chiítas gubernamentales al sur de Bagdad.
En ciertos sectores de la minoría sunita del país se ha registrado asimismo un cambio de estrategia. Líderes tribales se han aprovechado del descontento popular por las acciones indiscriminadas de milicias identificadas con Al Qaeda para liderar una revuelta interna contra estos elementos.
Esta situación les ha llevado asimismo a una tregua tácita con el Ejército estadounidense.
La propia sección iraquí de Al Qaeda -o mejor dicho, las facciones más abiertamente islamistas-rigoristas de la resistencia iraquí- ha vivido una crisis en su seno. Algunos analistas interpretan en esa clave el descubrimiento por parte del Ejército estadounidense del escondite del supuesto líder de la red en Irak Abu Mussab al-Zarqawi y su «eliminación».
Así las cosas, el Ejército estadounidense ha podido reivindicar la expulsión de lo que identifica como Al Qaeda de Bagdad y de provincias como Al Anbar. No obstante, ha reconocido estos días que estas facciones habrían logrado reagruparte en otras provincias del norte iraquí como Nínive.
El atentado de ayer podría ser una indicación de que siguen vivos y dispuestos a luchar.
Por otro lado, los 21 soldados muertos en diciembre en ataques -imputables a la resistencia nacionalista y más o menos alineada con el Baath- evidencian que la guerra continúa.
Cierto es que es una cifra de bajas mortales muy limitada. Pese a ello, y con al menos 896 bajas mortales, 2007 ha sido el año más sangriento para las tropas estadounidenses en Irak.
De cara a 2008, es siempre difícil hacer predicciones en el cenagal en el que ha convertido Irak la ocupación.
Nadie puede asegurar al Pentágono que quien es hoy su aliado circunstancial -las milicias tribales- no pueda dirigir, nuevamente, sus armas contra él.
La Policía iraquí liberó sin cargos a 51 partidarios del clérigo chií Muqtada al Sadr detenidos el pasado agosto tras unos sucesos en los que murieron más de 95 personas en Kerbala, al no hallar evidencias contra ellos.
El Gobierno iraquí presentó un informe en el que destaca que durante el pasado mes de diciembre murieron 568 personas en ataques y atentados, el balance de víctimas mensual más bajo desde febrero de 2006.