«Nos dimos un año para aprender, pero en unos meses ya componíamos»
Olaia, Kriss y Marga presentan su primer disco
Desde Iruñea, a Olaia, Marga y Kriss no les quedaba otra solución existencial que montar una banda de rock and roll. En 2004, comienzan a ensayar bajo la mirada de Kiss, Thin Lizzy y otros héroes. En 2006, publican su primera demo. Recién estrenado 2008 ya cuentan con su su primer disco, un álbum con once canciones pulidas a lo largo de un año de frenéticos y excitantes directos..
Pablo CABEZA | BILBO
Alimentadas por el hard-rock y el jevi metal clásico, sin elementos espurios, Olaia (guitarra solista y voz), Kriss (voz principal y guitarra) y Marga (bajo y voz) se han convertido en unas excelentes intérpretes y compositoras. En tres años han progresado con sus instrumentos de forma exponencial, lo que les permite -al margen de sus valores naturales- sellar unos directos desinhibidos, repletos de frescura, espléndida iconografía rock, talento y poder. Las Culebras se completan con Dani a la batería, quien en breve dejará el puesto a Aritz, músico y amigo.
Por otra parte, Las Culebras ponen en circulación hoy mismo su primer álbum, «Las culebras», disco que cuesta entender cómo no ha contado con el interés de un sello y de una promotora con ambición, incluso aunque las chicas no hayan peleado este aspecto hasta el límite. «No estamos en esa etapa -explica Olaia-. Tocamos, ahorramos unas pelas y lo invertimos en grabar».
¿Cómo surgen Las Culebras, qué historia urbana encierran?
Kriss: Yo soy muy mala para las fechas, pero te puedo contar que una noche de borrachera en el Nebula (bar rockero de Iruñea), Olaia me pasó un porro de marihuana, no paraba de reírme, ¡qué grande! Comenzamos a hablar de música, de chorradas... ¿Pero por qué no te he conocido antes? Le conté que tocaba la guitarra, nos reíamos, porque ella quería aprender a tocarla. `!Yo te enseño!' Jajaja, sin conocernos. Nos miramos a los ojos, nos dimos la mano y, entre cervezas y porros, nos prometimos. Nos pegamos todo el verano tocando en casa, amargando a nuestros colegas con nuestros comienzos. Nos lo pasábamos de la hostia, teníamos química a la hora de tocar juntas. Sabíamos lo que pasaba por nuestras mentes sin hablar.
¿Tan humeante y ciega fue la noche?
Olaia: Sí, fue así más o menos, por noviembre de 2004, En realidad, nos unió la droga y no el destino, jajaja. La verdad es que con Kriss tuve una conexión desde el primer momento como no la había tenido musicalmente antes con nadie. Nos dimos un año para aprender a tocar y, para mayo de 2005, ya teníamos cuatro temas propios.
¿Cómo llegó la tercera culebra?
Marga: Kriss, Olaia y Úrsula (primera batería de Las Culebras) llevaban un tiempo buscando bajista y me comenzaron a picar. Yo, al principio, pasaba de todo, no quería saber nada. Me enseñaban las canciones que iban haciendo y me daban la vara los sábados por la noche. Al final, un día se me cruzó el cable y decidí que me unía. Esto ocurrió en febrero de 2005.
¿Quién es Kriss?
K.: Nací en Iruñea en 1979, aunque pasé mi niñez y adolescencia en Sangüesa. Gracias al bagaje musical de mis hermanos, Elvis y Tina Turner me acompañaron desde la infancia. Mis primeras camisetas fueron de MC5 y Elvis, también de Kyuss y Glucifer. Desde los 17 años acudo con regularidad a conciertos, casi siempre junto a Marga, que somos colegas desde enanas.
Olaia, usted cuenta con antecedentes musicales, ¿no?
O.: Soy la enana del grupo, pues nací en Iruñea en el 84. Siempre he estado rodeada de buena música: los hermanos de mi padre son una panda de hippies que nos amenizaban las tardes con discos de Lynyrd Skynyrd, Uriah Heep..., sin olvidar a mis amados Grateful Dead y Thin Lizzy. Y, por supuesto, mi hermano mayor, Unai, que ha pasado por bandas como Supermirafioris o Basque Country Pharaons. A mí desde cría me ha flipado el piano, y con la guitarra alguna vez lo intenté en casa, pero era una nulidad y una vaga. Tuve que encontrarme con Kriss para que me entraran ganas de verdad, supongo que era el momento.
¿Cuál es su historia, Marga?
Marga: Nací un ardiente julio de 1979, el asfalto se derretía mientras yo pegaba mis primeros alaridos. Desde peque me ha gustado la música; de hecho, no concibo nada sin ella. Kriss y Olaia me convencen (a base de cervezas) para que siga los pasos de uno de mis héroes, N. Sixx, bajista de Motley Crue, y decida colgarme un bajo. Después de tocar un millón de veces las canciones de Sweet, Rainbow y Kiss (mis maestros) en mi habitación, mi bajo y yo somos por fin uno y estamos listos para derribar cualquier muro que se nos ponga delante.
Kriss, usted quería ser batería.
K.: Sí, el primer instrumento que toqué fue la batería, uno de mis favoritos, pero complicado y lento para mis ganas de aprender. Un día, en el local de unos colegas, cogí una de las guitarras y comencé a tocar acordes. No se me dio mal, así que me puse a currar un verano con el objetivo de conseguir dinero para mi primera guitarra. Cuando lo tuve, me fui con Chechu Brainloster, de Green Mananlishi, y Firehead, de Royal Canal (eran de mi pueblo), hasta Andorra. Allí, en el primer piso de una tienda de instrumentos, la vi por primera vez, al fondo del pasillo, me estaba esperando. Era una Epiphone de caja hueca color natural, preciosa.
¿Pisan mucho el local de ensayo?
M: Nuestro local de ensayo es un bonito agujero mohoso que está en un pueblico llamado Cildoz, cerca de Pamplona, con muy buenas vistas. Ahí está el nido de Las Culebras. Tiene todo lo que un grupo pueda desear: Arañas, humedad... ¡Hasta tenemos piscina! Solemos quedar entre semana para ensayar, unas cervecitas, ya sabes. Cuando ensayamos en fin de semana, llevamos almuerzo, vino, cervezas, vamos, que nos cuidamos a gusto. ¿He dicho que también tocamos? (risas).
Cuentan con un directo repleto de energía, sentido del rock, divertido... ¿cómo queda todo esto en el disco?
K: Son once temas propios directos y llenos de fiestas. Lo sacamos de nuestro bolsillo culebrero. Estamos en el jodido momento y el lugar adecuado.
O.: El mayor problema es querer y no poder, pero mientras haya conciertos habrá discos. Hoy sale el primero, pero ya tenemos como nueve temas que esperan ser pulidos para el segundo. ¡Se nos acumula el trabajo!
P. C.