La sociedad civil keniana se ha comprometido activamente para impulsar los llamamientos al diálogo de la comunidad internacional para obligar al presidente Mwai Kibaki y a su rival electoral, Raila Odinga, a aceptar un acuerdo que ponga punto final a los enfrentamientos que se están registrando en este país africano y evitar que se hunda en un escenario similar al de Ruanda.

El presidente de la Unión Africana (UA) y jefe de Estado de Ghana, John Kufour, viajó ayer a Nairobi para llevar a cabo una mediación conjunta con el antiguo presidente de Sierra Leona Ahmed Tejan Kabbah, que ya había mantenido contactos con Kibaki y Odinga.

Sin embargo, la tarea de mediar entre dos hombres enfrentados por los resultados de la elección presidencial del pasado 27 de diciembre se antoja complicada, ya que ayer aún no se disponía de los resultados definitivos de las legislativas, lo que impide definir quién tendrá la mayoría en el Parlamento en la próxima legislatura.

En este contexto, «no hay más que una manera para hacer frente a la terrible crisis a la que Kenya tiene que superar», escribieron ayer, en un llamamiento publicado en el diario «The Nation», dos personalidades ampliamente respetadas en el país, el antiguo embajador Bethuel Kiplagat y el general retirado Lazaro Sumbeiywo.

Ambos participaron en las reuniones de paz en Sudán y Somalia, dos vecinos de Kenya que saben qué es enfrentarse en una guerra civil.

«Kibaki y Raila [Odinga] tienen el deber de sentarse juntos y ponerse de acuerdo sobre una manera pacífica para salir del caos en el que Kenya se está hundiendo rápidamente», añadieron Kiplagat y Sumbeiywo.

Autoridades religiosas, personalidades políticas, asociaciones de agentes económicos y la prensa keniana multiplican este tipo de llamamientos durante los últimos días, especialmente tras el incendio, el martes, de una iglesia en Eldoret, en la que 35 personas, incluidos mujeres y niños, fueron quemadas vivas.

Esta tragedia, que recuerda algunos episodios que se vivieron en el genocidio registrado en Ruanda en 1994, ha provocado una ola de indignación en un país profundamente creyente pero en el que la población está habituada a enfrentamientos interétnicos mortales entre ganaderos nómadas y agricultores sedentarios.

«Si no se toman decisiones urgentes para parar las muertes, Kenya estará al borde del abismo y se unirá a la lista de países como Costa de Marfil, Somalia, Ruanda y Sierra Leona, que han padecido genocidios», escribe el influyente diario «The Nation» en su portada.

El diario critica también severamente el comportamiento de los líderes kenianos. «Se trata de salvar la vida de inocentes kenianos, que mueren de la manera más horrible, mientras sus dirigentes continúan beneficiándose de lujosos salarios pagados por los contribuyentes», destaca el rotativo, que exige a la comunidad internacional que se implica en la situación keniana.

La secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice, y el ministro británico de Exteriores, David Miliband, hicieron público un comunicado conjunto en el que se dirigieron a los dirigentes kenianos para instarlas a que alcancen un acuerdo que ponga fin a las matanzas.