Entendiendo que dejarle sin opciones de regresar a Gasteiz dentro de poco más de un mes ya era suficiente castigo, el Baskonia no quiso hacer demasiado daño a un Granada que se presentó con su jugador franquicia, Curtis Borchardt, vestido de calle. Sin mayor motivación que ser cabeza de serie en la Copa e inmersos en un maratón de partidos, se hizo el esfuerzo justo para no pasar apuros, pero sin ese instinto asesino de antaño.

Sin continuidad en su juego, al equipo azulgrana le bastó con la calidad individual de sus jugadores, con Rakocevic, Prigioni y Vidal como los más entonados, para ganar con la ley del mínimo esfuerzo. Pese a los buenos números de Splitter, la superioridad del juego interior fue mucho menor de lo que los nombres que se pelearon en la pintura denotaban.

Contagiado quizá por un pabellón semivacío hasta bien entrado el primer cuarto y confiado por el conocimiento de que sus rodillas no le permitían jugar a Curtis Borchardt, el jugador franquicia del equipo granadino, el Baskonia tuvo un comienzo de partido muy frío en defensa, con solo una falta cometida en diez minutos. De la mano de un Page inspirado y un Gianella que tuvo excesivas facilidades ante Planinic, el entusiasmo andaluz se defendió en el intercambio de canastas, con Rakocevic como principal estilete por parte local.

Con una velocidad inferior a a la habitual, al Baskonia le costó abrir brecha, algo que hizo desde una discutible técnica a Sergio Valdeolmillos por protestar una posesión en un rebote. Sergi Vidal, uno de los pocos con vocación de correr, con dos triples, fue el protagonista del despegue baskonista, mientras que el equipo granadino acusaba en exceso la falta de su referente, sobre todo en los minutos en los que Page, su lugarteniente, se sentó en el banquillo. Valdeolmillos probó con una zona, pero la buena lectura de Prigioni y el capitán permitieron al equipo local adelantarse 50-35 al descanso sin grandes alardes.

A ráfagas

Pese a la cuarta falta de Gutiérrez, el único pívot que le quedaba a Granada, el Tau no sólo no fue capaz de sacar provecho de la teórica superioridad en la pintura, sino que tuvo otra enorme bajada de tensión que, jugando con cinco abiertos, el Granada aprovechó para, por lo menos, acercarse en el macador. Una mucho mejor lectura del juego con la salida al campo de Prigioni sirvió para que la calidad individual del equipo azulgrana volviera a conseguir una renta cómoda 72-57 para entrar al último cuarto.

En este último parcial, el Granada volvió a pegar un pequeño arreón, pero en cuanto los andaluces se acercaron, los gasteiztarras reaccionaron para dejar la renta en los diez puntos, dejando la opción de avasallar al rival para más adelante.