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Maite SOROA

Los deseos de Antonio Burgos

La miseria moral de determinados sectores de la intitulada «intelectualidad» española es bien conocida y reconocida. Se llaman intelectuales una cuadrilla de patanes que se reparten premios, abrazos y loas en foros, fundaciones y cátedras organizadas por ellos mismos, aunque financiadas por todos nosotros. Se besan entre ellos, hablan maravillas de sus propias gracietas y han terminado por constituir una cuadrilla de individuos embotados por su propio embeleso. Están encantados de haberse conocido y les arden las palmas -y hasta las orejas- de tanto aplaudirse mutuamente.

Entre los que participan en este selecto club -del que son socios fundadores los Juaristi, Savater y compañía- se cuenta Antonio Burgos, uno que escribe artículos como ripios en «Abc» y que ayer sacaba a relucir toda su incapacidad de ironizar al referirse al espeluznante caso de Igor Portu, que sigue -por si Burgos no se ha enterado- en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Donostia. Decía el presunto intelectual que «Portu, qué lástima de hijo, digo, de Igor, está malito. El nene se ha hecho pupa. Y hay políticos y hasta usías togados preocupadísimos por la pupa del nene». Ya observan el tono pretendidamente mordaz de tamaña ordinariez.

Y dice Antonio Burgos que «El nene se iba a cargar con su triquitraque a todos los guardias civiles, los políticos, los militares, los policías, los periodistas o los padres de familia que pudiera. Eso no tiene la menor importancia. Lo grave es que el nene, Portu, qué lástima de Igor, tiene pupa, tiene una costillita rota. ¿Te duele mucho, corazón? ¿Quién ha sido malo contigo, rey, que lo vamos a castigar?». Es de un mal gusto enciclopédico que debiera sonrojar incluso a los que le aplauden de oficio y lo convidan a sus saraos de listos y ocurrentes.

Para terminar, guarda la guinda el simplón de Burgos: «¿Y saben lo que les digo? Que viva la Guardia Civil y que ojalá Igor Portu se hubiera roto lo mismo que el Señor Don Gato cuando estaba en el romance tradicional español sentadito en su tejado, marramamiau. Ojalá se hubiera roto siete costillas, el espinazo y el rabo». Deseo por deseo...

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