Piter Encinas Arrasate
Carta abierta a Esther Larrañaga
La consejera de medio ambiente, Esther Larrañaga, da un aprobado a la situación medioambiental de Euskadi, y por lo tanto da un aprobado a la labor de su departamento a pesar de los graves problemas que ocasionan las decisiones del Gobierno vasco.
Después de leer la valoración sobre vuestra gestión sobre la situación medioambiental en la CAV, me vienen a la cabeza muchas cosas, por lo que quiero ir por partes. Sólo analizaré algunos puntos, como botón de muestra, porque si tocara todos en vez de una carta esto sería un libro.
En primer lugar, me parece una falta de humildad que seas tú misma la que des un aprobado a ti y a tu departamento. Pienso que debería ser la población quien pusiera la nota a la clase política, los movimientos sociales... Que te des un aprobado con los problemas medioambientales que hay, muchos de ellos provocados por vuestra ineficacia, me parece una pasada. Además, me parece grave que algunos políticos repriman, desvirtúen e incluso criminalicen a movimientos sociales que no dan el visto bueno a algunos de sus proyectos y obras faraónicas. Los movimientos sociales no siempre tenemos la razón, pero pienso que en más de una ocasión deberíais bajaros del pedestal y tener en cuenta lo que decimos.
En el terreno de los residuos y la incineración, hace más de 20 años hicimos una campaña en nuestro pueblo sobre las basuras, en contra de la incineración y a favor de las «3 erres». Hablando con la gente, unas veían bien lo que denunciábamos y pedíamos, otras decían que la recogida selectiva tardaría décadas y alguno nos trato de «astronautas». Hoy día hay recogida selectiva, aunque no al nivel que nos gustaría. 20 años después, producimos medio kilo más de residuos y de peor calidad, más plástico, poliestireno expandido o corcho blanco... En nuestra bolsa de basura hay un 80% de residuo orgánico, con lo que se puede hacer compost de diferentes calidades según la basura, siempre más beneficioso para terrenos erosionados que convertirlo en humo contaminante. Sí, es cierto que falta conciencia en la población, pero es vuestro deber poner las herramientas necesarias para que esto deje de ocurrir. Un ejemplo es que hace unos 20 años una parte de la población exigió la recogida selectiva de las basuras y hoy día hay contenedores para el papel, el vidrio... ¿por qué no para la basura orgánica? En Cataluña hay experiencias positivas con este área.
Respecto al transporte, durante mucho tiempo hemos pensado que los recursos naturales eran una fuente inagotable. Hoy día nos tenemos que dar cuenta de que no es así; la masa forestal, la pesca... son claros ejemplos. Aprovechando este punto, también tenemos que ser conscientes de que con petróleo ocurre lo mismo. No soy adivino, pero hay expertos en el tema que aseguran que es cosa de décadas. Tenemos que ir concienciándonos y preparándonos. Con este panorama, seguir apostando por el transporte privado me parece... no sé como calificarlo, ¿un despropósito quizás? En vez de apostar por un transporte público y social como puede ser el tren convencional, que estéis apostando por un monstruo llamado TAV me parece demencial, un gasto terrible, un daño ecológico descomunal y elitista, porque deja de lado a los pueblos. Aparte, decís que el TAV también llevará mercancías. La verdad es que yo no veo al TAV con vagones de electrodomésticos, metal, paja... queréis hacernos comulgar con ruedas de molino.
Respecto a las emisiones directas de gases que producen el efecto invernadero, es excesiva y no basta con mirar al Estado español. Para llegar Kioto, donde se asignaron para el Estado español el 19% y para la UE el 8%, habría que dejar de emitir más del 50% y del 82% respectivamente, y las cifras no dan como para dar gritos de júbilo. Los sectores que más emiten son el transporte, el sector energético y la industria, pero en nuestra zona hay que añadir el sector de la construcción y las canteras. No basta con decirlo ¿qué hacemos al respecto, excepto darnos un aprobado?
El último punto es sobre la diversidad biológica, defendiendo a la naturaleza en general, pero al lobo y a los buitres en particular. Sobre el lobo se deben agilizar e incrementar los pagos por ganado muerto. Sobre el buitre, desde la aparición de la enfermedad de las vacas locas, prácticamente los comederos han desaparecido (según mis datos, no deseo especular o tergiversar). Cuando un ganadero os avisa, recogéis el cadáver, lo analizáis y luego lo incineráis. Mi propuesta: si el cadáver está libre de enfermedades ¿por qué no llevarlo a un comedero? Para hacerlo bien, habría que llegar a un acuerdo con el Gobierno de Nafarroa. Así ayudaríamos a la biodiversidad y en concreto a esas dos especies.
Quiero terminar pensando que intentas mejorar tu labor en este departamento, y por esta razón sólo os doy un tres de nota, es decir, un suspenso.