A diferencia de un Mundial, donde se dan cita combinados que dan un toque exótico a la competición pero que apenas aportan nada a nivel deportivo, un Europeo suele reunir a las mejores selecciones del planeta. Basta con echar un vistazo al pasado Campeonato del Mundo de Alemania, celebrado hace justo un año, para corroborar esta afirmación: las primeras diez plazas fueron ocupadas por selecciones europeas.

Al margen de esta circunstancia, el balonmano también tiene otros elementos diferenciales respecto al resto de especialidades deportivas. Los Europeos y Mundiales se disputan cada dos años, lo que hace que esas competiciones puedan coincidir con un año olímpico, tal y como ocurrirá en unos meses. Otro elemento característico es que los torneos domésticos se interrumpen para dar paso a las competiciones de selecciones, que, a la vez, provocan una enorme sobrecarga de partidos en los jugadores.

Pero esto último ya no es exclusividad del balonmano, también ocurre en otros deportes. Al igual que las lesiones y los esfuerzos de los jugadores por no perderse una cita tan importante como un Europeo, que echa a andar hoy con algunos de los mejores jugadores del mundo renqueantes.

España se ha quedado sin dos de sus baluartes, el portero David Barrufet y el pivote Rolando Uríos, a los que se ha sumado la baja del veloz extremo Victor Tomás. Otras selecciones, como Alemania o Croacia, trabajan para que dos jugadores de la talla de Henning Fritz e Ivano Balic -mejor portero y MVP del último Mundial, respectivamente- estén en condiciones.

La anfitriona tampoco se salva, ya que tiene entre algodones al antoniano Kristian Kjelling. Francia, por su parte, que defiende el título logrado hace dos años en Suiza, tiene la duda de Bertrand Guille. No cabe duda de que el jugador del Hamburgo, MVP en el Mundial de 2001, es importante. No obstante, si hay una selección que se puede permitir alguna ausencia, ésa es la Francia de Omeyer, Karabatic, Abati, Abalo y compañía.

croacia-polonia, para empezar

La primera fase del Europeo está compuesta por cuatro grupos de cuatro selecciones. Los tres primeros lograrán el billete para la segunda ronda, donde se dividirá a los equipos en dos grupos -Grupo I (los tres primeros de los grupos A y B) y Grupo II (los tres primeros del C y D)-, arrastrándose los resultados cosechados en la primera fase entre los equipos clasificados. Los dos primeros de los grupos I y II se clasificarán para semifinales -el primero de un grupo se enfrentará al segundo del otro-.

En cuanto a las selecciones participantes, el Grupo A estará formado por Croacia, Eslovenia, Polonia y República Checa. Los croatas, si cuentan con «el mago» Balic sobre todo, y los polacos son favoritos. Éstos, entrenados por el mítico Bogdan Wenta, ya dieron la campanada en el pasado Mundial, donde fueron subcampeones de la mano de sus «alemanes» Karol Bielecki, Marcin Lijewski o Mariusz Jurasik. La eterna promesa, Eslovenia, se postula como outsider. De momento, los dos favoritos abren el fuego hoy en Stavanger con motivo de uno de los ocho partidos previstos en la jornada inaugural.

En el Grupo B, con Dinamarca, Rusia, Noruega y Montenegro, saltarán chispas. Los daneses no encuentran la forma de mejorar el bronce de los últimos tres Europeos y del Mundial 2007. En Noruega, al otro lado del charco que les separa de su hogar, lo volverán a intentar. Rusia es la otra favorita, de nuevo con casi toda la plantilla del Chehovskie y con el mejor extremo izquierdo del mundo -Eduard Kokcharov- en sus filas.

En el C, una España venida a menos en el último Mundial -contará con cuatro vascos: Aginagalde, Asier Antonio, Romero y Belaustegi- coincidirá con Alemania, vigente campeona del mundo, Hungría y Bielorrusia. Los teutones puede que bajen enteros fuera de su país, lo que podría ser aprovechado por una peligrosísima Hungría.

Y en el D, Francia, Islandia y Suecia lucharán por dos plazas, ya que Eslovaquia no debería ser rival. La histórica selección sueca vuelve tras su ausencia en Alemania.