Está muy claro: el título de la serie «Sin tetas no hay paraíso» es desagradable, machista, y muchas otras cosas denunciables, pero nadie puede negar que llama la atención, de tal manera que su primer capítulo se convirtió en el más visto en un estreno de series en los últimos tiempos. Y el título tiene algo que ver. Otra cosa es que en su primera entrega, que se repitió el domingo por la tarde, lo que el título evoca en su primera lectura, no se encuentra. Y esta ausencia es a favor de la serie. No es culebrón, no es algo que venda operaciones de estética, ni aumentos pectorales, es una serie de géneros cruzados, pero que en una definición obligada, yo juraría que se trata de un intento de crónica negra y social, cercana a la realidad, con lenguajes muy dinámicos y estructuras muy ágiles, y con mucha acción. Como en todas las series hay diferentes subtramas, que según la respuesta de los telespectadores irán tomando preponderancia o desaparecerán, pero yo apuesto por asegurar que se trata de una serie con contenido de denuncia social, por lo que el título se convierte en paradójico, su aseveración se debe entender como protesta, no como posición favorable de los creadores. Pero me puedo equivocar. Esperaremos su desarrollo.

Gallardón asegura que ha sido derrotado. Los voceros mediáticos tienen una excusa para hacer especulaciones. El poder, siempre el poder. No es otra cosa que el poder lo que mueve a estos personajes que han hecho de la gestión pública su vida, su ambición, su presente y su futuro. Y siempre en el poder. Quería ir en las listas al parlamento, ser la sombra hamletiana del no líder. En esta ocasión, según cuentan los que parecen saber algo, el título de la serie anteriormente mencionada tendría su correspondencia con las entrañas de esta supuesta crisis en la caverna aznarista. Marianico el corto ha quedado una vez más retratado. Pero se quitan algunas caretas. Aunque a los pobres ciudadanos madrileños les puede venir una desgracia inmensa a partir de las próximas elecciones con los idus de marzo. Esperanza Aguirre en la Comunidad y Ana Botella en el Ayuntamiento. ¿Infierno o paraíso?