Maite SOROA
Ya llego su «happy hour»
Francisco Marhuenda, subdirector del periódico «La Razón» y habitual en las tertulias políticas de la televisión autonómica de la CAV, gusta de hablar claro, aunque sus opiniones sean difíciles de compartir. Ayer en «La Razón» Marhuenda nos «descubría» que «la Fiscalía General del Estado actúa por un criterio de oportunidad política que viste, como es normal, con fundamentos jurídicos». Bien está que lo reconozcan los que tantas veces hablan de la separación de poderes que consignara el pobre Montesquieu.
Por si no había quedado claro lo anterior, Marhuenda recuerda que «el titular de este órgano es un político, Cándido Conde-Pumpido, cuya profesión es la magistratura. Por tanto, no hay que pensar que estamos ante una figura independiente al margen del Gobierno». Es de suponer que hasta Conde-Pumpido el resto de fiscales eran juristas metidos a... ¿monjas?
Y se felicita Marhuenda porque, dice, «la Fiscalía ahora cuenta con base suficiente para pedir la ilegalización de ANV y el PCTV. Es sorprendente, porque cualquier analista medianamente informado conocía sus vinculaciones con Batasuna. Estamos ante partidos fantasmas que comenzaron a existir cuando así los decidió la dirección de ETA. La cuestión de fondo es que ahora le interesa electoralmente al Gobierno instar la ilegalización de estas dos formaciones ante el Tribunal Supremo». O sea, que en la democracia a la española no hacen falta ya ni siquiera fiscales. Marhuenda y otros cuatro «analistas» lo arreglan todo en un pis-pas. Ya puestos, tampoco hacen falta jueces.
Y ahora llega la explicación: «Los informes se hubieran podido solicitar hace mucho tiempo, pero no hay que olvidar que Zapatero quería resolver el conflicto sin contar con el PP. La decisión llega tarde, muy tarde, y es legítimo cuestionar las razones políticas que la impulsa. En su momento se permitió que se presentara el PCTV en las autonómicas y luego ANV en las mu- nicipales. Con la ruptura de la tregua ha cambiado la actitud del presidente del Gobierno y ahora hace caso, por fin, al PP». Y Marhuenda, satisfecho, pensara que nunca es tarde si la dicha es buena. ¡Jo, qué democracia!