Lur Maitea hizo público ayer el contenido de un contrato que habrían firmado el 17 de octubre de 1994 quien fuera consejero de Urbanismo y Medio Ambiente José Antonio Maturana (PSE), en representación de Lakua, y las multinacionales farmacéuticas Boehringer, Ingelheim, Merck, Nexana, Celamerck y Sandoz, por el que se eximía a éstas de las reclamaciones que pudieran ser formuladas en relación a vertidos de lindane «por hechos o daños producidos a partir de la entrada en vigor de este convenio».

Este documento contemplaría, además, que «si se presentara reclamación o denuncia de tercero, incluso de carácter civil, la CAV asume la obligación de resolver el problema de la contaminación denunciada, restaurando el medio ambiente a su costa y satisfaciendo, en su caso, las indemnizaciones que procedan». Tal y como aseguró ayer Lur Maitea, los términos del contrato incluían la suma de 650 millones de las antiguas pesetas que las farmacéuticas productoras de lindane debían pagar al Ejecutivo de Lakua para dar validez al documento.

El contrato, siempre según Lur Maitea, recoge dos condiciones suspensivas, como son el cierre de todos los expedientes administrativos que existieran tanto en suelo vasco como en Bruselas contras las farmacéuticas firmantes, así como la aprobación de «la celebración del presente contrato» por parte del Consejo de Gobierno de Lakua, «asumiendo las obligaciones derivadas del mismo».

Tras dar cuenta de los términos del convenio, Lur Maitea cuestionó que tanto ellos como la ciudadanía, «y cuantos hemos sido directamente envenenados, necesitamos conocer quiénes eran los componentes del Consejo de Gobierno en 1994 y preguntarles si lo ratificaron o no». En cuanto al Ejecutivo, valoraron que «además de omitir, a sabiendas de su injusticia, el deber y la obligación de perseguir el delito, facilitó, a cambio de cuatro millones de euros, que las multinacionales farmacéuticas escaparan de la Justicia, dejando tras de sí un reguero de ponzoña, enfermedad y muerte que aún hoy en día seguimos padeciendo».

Aludió asimismo Lur Maitea al depósito de lindane del Aeropuerto de Loiu que se preveía construir en el extremo opuesto al actual, según proyecto de terminal del arquitecto Santiago Calatrava, quien les deja «perplejos» por su postura en el contencioso de la pasarela de Bilbo, cuando «permitió que Gobierno Vasco y AENA» ejecutaran una obra ilegal, modificando sustancialmente su proyecto.