Nagel pide 4 años de cárcel para directivos de Porcelanas Bidasoa
Andrés Nagel reclamará cuatro años y diez meses de cárcel para dos directivos de la empresa guipuzcoana Porcelanas Bidasoa, a los que acusa de haberle plagiado con fines comerciales el diseño de una vajilla que le encargaron. El juicio podría celebrarse en breve.
Izaro AULESTIARTE | DONOSTIA
El artista donostiarra Andrés Nagel compareció ayer en su domicilio particular ante los medios de comunicación, acompañado de su abogado Eliseo M. Martínez y del director general de la Fundación Arte y Derecho, Javier Gutiérrez Vicén, para exponer su opinión sobre el procedimiento penal que se sigue contra los responsables de Porcelanas Bidasoa por un presunto delito de plagio de sus obras.
La acusación de Nagel coincide en lo «esencial» con la de la Fiscalía de Gipuzkoa, que, según anunció públicamente la semana pasada, pide dos años de prisión para los dos acusados del Grupo Porcelanas Bidasoa -José Ignacio Fernández Somalo y Juan Carlos Cullá- por un presunto delito contra la propiedad intelectual en su variante de plagio y distribución pública de una obra artística sin la autorización de su creador. No obstante, la petición del artista es más elevada ya que, a juicio de su abogado, el citado delito fue «continuado» y tuvo «una especial trascendencia económica» por el beneficio que obtuvo la empresa, así como por «la especial gravedad de los hechos enjuiciados».
«Se ve que Andrés tenía razón»
En su escrito de acusación provisional, el consagrado artista guipuzcoano recuerda cómo, entre los años 2000 y 2002, diseñó un total de once obras en porcelana para una vajilla que denominó «Arzak» por encargo de uno de los ahora procesados, que en aquel momento era el dueño mayoritario de las empresas del Grupo Porcelanas Bidasoa, radicada en Irun.
A partir de 2003, este imputado, junto al jefe de ventas, que posteriormente fue nombrado responsable comercial del Grupo, dio las «instrucciones precisas» para que se realizaran diversas modificaciones en los diseños originales con la intención de lanzarla al mercado con el nuevo nombre de «AZ», lo que, según recoge el escrito de Nagel, constituye un plagio.
En la comparecencia de ayer, el representante de la Fundación Arte y Derecho, Javier Gutiérrez, mostró su satisfacción por la decisión de la Fiscalía de acusar a ambos directivos de Porcelanas Bidasoa ya que, a su entender, esta circunstancia refuerza la postura de Nagel. «El hecho de que el fiscal haya calificado los hechos como delito -dijo- demuestra claramente que Andrés, cuando se vio en la necesidad imperiosa de interponer algo tan duro como es una querella criminal, tenía razón».
Gutiérrez sí lamentó que finalmente la Audiencia de Gipuzkoa haya limitado el procesamiento de los presuntos pla- gios a la citada vajilla «Arzak», dejando fuera del procedimiento las denominadas «Duna» y «Gourmet», si bien reiteró el interés que para la Fundación Arte y Derecho tiene el que se haga justicia en este asunto, «ejemplo de las dificultades que los autores han de abordar para hacer valer sus derechos, enfrentándose para ello a corporaciones que utilizan cualquier ins- trumento a su alcance, incluidos los ilegales, para obtener insaciablemente un lucro desmedido a través de la apropiación del esfuerzo e ingenio ajenos».
«Grave indefensión»
Andrés Nagel, por su parte, manifestó su inquietud por el retraso en la tramitación de su recurso de amparo ante el Tri- bunal Constitucional interpuesto contra la decisión de la Sala de lo Penal de la Audiencia Provincial de Gipuzkoa de devolver a Porcelanas Bidasoa las pruebas que se incautaron en sus fábricas en la entrada y registro practicada en su día, lo que ha generado una «grave indefensión», limitándose de manera «inaudita» la instrucción realizada por el Juzgado de Instrucción nº 2 de Irun. «La respuesta del Constitucional se está retrasando, pero aunque finalmente apruebe mi recurso, ya no existen esas pruebas, no van a poder recuperarse. Es decir, pierdo toda la documentación y, así, mi defensa queda mermada. El estado de indefensión es, por lo tanto, muy preocupante».
Además de por la causa referida al presunto plagio de sus obras por parte de Porcelanas Bidasoa, Nagel también ha puesto en manos de los tribunales su desencuentro con el Consistorio de Zornotza por el posible traslado sin su consentimiento de una de sus esculturas, instalada en un espacio público de la localidad desde 2003 por encargo de la propia corporación municipal.
El artista admitió ayer que le resulta «desagradable» abordar este asunto ante los periodistas, si bien apuntó que «todo esto es un absurdo. Se pone una escultura con un motivo muy determinado en un lugar muy especial, una obra hecha pensando en ese sitio, y de repente se decide que se quita de ahí sin ningún motivo aparente». Explicó que ya han intentado ponerse en contacto con el Ayuntamiento, citando, por ejemplo, que les han enviado una carta, «pero no ha habido respuesta».
«Se ha ido a un terreno en el que nunca me hubiera gustado estar -dijo-. El asunto es que la escultura está puesta, creo que muy bien puesta, cambia el funcionamiento de todo el entorno, a favor de todo el mundo, y resulta que hay una obsesión, una especie de fobia, por quitar esa escultura. No lo entiendo. De todas formas, la actitud de otros ayuntamientos es muy distinta», apostilló el donostiarra.