Ni en el Partido Demócrata ni en el Republicano se perfila un candidato claro. Las primarias celebradas el martes en Michigan, lejos de aclarar el panorama han enmarañado aún más el campo republicano, al vencer uno de los aspirantes que figuraba más atrás en la carrera, el ex gobernador de Massachusetts Mitt Romney. Los sondeos volvieron a fallar una vez más, ya que daban la victoria a John McCain. Los contadores de esta carrera vuelven a estar a cero.

Al vencer en el deprimido estado de Michigan, Romney está en igualdad de condiciones para competir con McCain, vencedor en las primarias de New Hampshire, y en superioridad para hacer frente al ministro baptista Mike Huckabee, que se alzó con la victoria en el caucus de Iowa.

De hecho, de cara a la convención republicana del próximo setiembre, en la que se proclamará oficialmente un candidato, Romney ha logrado ya el apoyo de 42 delegados, frente a los 22 que tienen Huckabee y los 19 de McCain. A estos nombres se suma el del ex senador de Tennessee Fred Thompson. Los cuatro harán lo posible por vencer en las primarias del sábado en Carolina del Sur.

«La alternancia de las victorias pone de manifiesto la incertidumbre que se vive en la carrera electoral», subrayó Ken Khachigian, consejero de Romney. «A este ritmo, Thompson ganará en Carolina del Sur y Rudolph Giuliani en Florida el 29 de enero. Las elecciones primarias empiezan a asemejarse a un partido de fútbol en un patio de colegio: Todo el mundo tiene su medalla», resaltó John Dickerson en la revista «Slate».

Para Adam Nagourney, analista del «New York Times», los resultados habidos hasta ahora «vienen a confirmar lo que mostraban los sondeos; un Partido Republicano a la deriva, profundamente dividido y que no sabe muy bien cómo hacer frente al Partido Demócrata». En el lado demócrata, la situación es igual de incierta aunque más sencilla, pues sólo hay tres jugadores realmente en liza, Barack Obama, Hillary Clinton y John Edwards, que se mantiene a cierta distancia. Si bien Dennis Kucinich sigue en campaña, su presencia es testimonial.

Lo que sí está claro es el cambio en los temas dominantes de la campaña. La ralentización de la economía, el temor a una recesión, el empleo, la seguridad social o la vivienda se han impuesto a la guerra de Irak.