crónica | charlando con lucio urtubia
«Hay que luchar, hay que trabajar, está todo por hacer»
Lucio Urtubia ha estado estos días por su tierra natal y ha presenciado dos proyecciones sobre su vida en sendos locales de Iruñerria. El de Kaskante se ha mostrado encantado al ver que la juventud de Nafarroa se mueve, y ha respondido gustosamente a las preguntas que le han hecho, a la vez de que ha querido alertarnos de que «los gobiernos sólo hacen el mal».
Jasone MITXELTORENA
El pasado lunes se abrió el nuevo local Subeltz en la calle Kuria de Alde Zaharra de Iruñea, y lo hizo con la proyección de «Lucio», estrenada en la pasada edición de Zinemaldia de Donostia. El local estaba abarrotado con gran asistencia tanto de jóvenes como de no tan jóvenes. Tras la película, los organizadores presentaron a Lucio y se asistió en directo a su mensaje, a la vez que se pudieron despejar dudas tanto de su persona como de otras muchas cuestiones que inquietaban a los oyentes. Así ocurrió al día siguiente, cuando la sesión se repitió en el gaztetxe «Esparru» de Zizur Nagusia.
La coherencia y contundencia de este anarquista causa admiración y seguro que muchos ven en él un ejemplo a seguir. No tanto repitiendo sus acciones como en la manera en que vive del todo fiel a sus ideas de solidaridad, lucha y trabajo. Solidaridad es la palabra que se repite en el discurso de Lucio, y es el concepto que explica su labor durante toda la vida: luchar para ayudar a los que sufren, a los que luchan, a los que necesitan.
Prueba de esa sensibilidad, Lucio comenzó expresando su malestar por las torturas que se han conocido los últimos días. Se mostró indignado porque «tienen los suficientes medios para obtener información sin recurrir a ello», y sentenció que «hay que protestar, no se puede aceptar; vosotros, los jóvenes, no podeís aceptar, hay que denunciar. Es cobardía hacerle eso a un hombre que está en el suelo, atado... no se puede aceptar». Explicó que él ha sido detenido pero que ha sido respetado: «Francia utilizó la tortura cuando lo de Argelia, y también ha recurrido a los trabajos forzados, pero ha cambiado».
Apuntando a los responsables, aseguró que «no conozco un gobierno que se haya portado bien. Cuando la República, había 35.000 anarquistas en la cárcel. Aquí, por tener un gobierno vasco la cosa no va a cambiar. Son vagos, no tienen oficio, y se dedican a la corrupción». Respondiendo a la alusión que hizo a la ideología abertzale, le preguntaron por la suya. «Yo prefiero estar sólo. Por eso soy anarquista. No pretendo engañar y no quiero que me engañen». Su aversión al gobierno es una idea contundente en él; echó por tierra ideas consagradas sobre los gobiernos cubano y venezolano, por ejemplo.
Otra de las cuestiones en que incide es la memoria. «No olvidemos. Manuel Fraga salió diciendo que hay que olvidar. Es que tiene mala conciencia y quiere olvidar, ahí están los trabajadores de Gasteiz», en referencia al 3 de marzo de 1976, cuando la Policía española mató a cinco personas e hirió a cientos de trabajadores.
Urtubia nos sorprende con su manera de abordar casos como las declaraciones del obispo retirado, Sebastián: «Yo no tengo odio a nadie. Invitaría al obispo a mi casa, le llevaría al pueblo y a la Bardena para explicarle lo que ha hecho la Falange».
Respeto y solidaridad
Urtubia subraya «el respeto a todo aquel que lucha. Soy solidario con la gente que sufre, que está en las cárceles, como los últimos que han salido de la cárcel, miembros de Acción Directa, tras más de 20 años de cárcel. Yo no estoy por matar a nadie, y la gente me pregunta cómo es que son mis amigos; son amigos todos los que luchan. Funciono con todos, sin ser hipotecado».
«Una octavilla, un artículo, una manifestación... todo vale, hay que protestar, hay que trabajar». Avisa de que los atracos hoy en día no son factibles, que «tenemos muchos medios para luchar». Subraya la importancia del trabajo para la autogestión, y mediante un ejemplo casi irónico, explica: «Puedes falsificar el carnet de conducir, pero tienes que hacer kilómetros para poder conducir». Añade que «coger un arma no es la revolución. La educación es importante, de los ateneos libertarios salieron muchas cosas».
Sobre «cómo sería una sociedad sin gobierno», entre los asistentes respondieron que «mediante asambleas, como la Gazte Asanblada o asambleas vecinales, se han creado pequeños núcleos sin gobierno». Lucio expuso que «no tenemos la solución, nadie la tiene. De momento, lo único que sabemos es que el gobierno es asqueroso, que nos ha llevado al desastre».
Se mostró encantado de estar en esas charlas en espacios altenativos: «El ambiente no está muerto. Hoy en día hay libertad, prueba de ello es que estamos aquí hablando. Antes no se podía, sobretodo aquí en Nafarroa y en Erribera». Valora positivamente que «los jóvenes se reúnen, hay un ambiente, ideas... yo veo que se puede avanzar».