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Un Globo de Oro para «La escafandra y la mariposa»

La película de Shnabel está basada en una adaptación de la novela escrita por el periodista Jean Dominique Bauby después de padecer una embolia cerebral. Éste dictó, con ayuda de las pulsaciones de su párpado izquierdo, un cuaderno de viaje que se publicó algunas semanas después de su muerte.

Iratxe FRESNEDA, Periodista y profesora de Comunicación Audiovisual

El neoyorquino Julian Shnabel ha merecido el Globo de Oro al Mejor Director que concede la Asociación de la Prensa Extranjera en Hollywood por «La escafandra y la mariposa». Y teniendo en cuenta que competía con Tim Burton, con «Sweeney Todd: el diabólico barbero de la calle Flete»; Ethan y Joel Coen, por «No Country for Old Men; «Expiación», de Joe Wright, y con «American Gangster», de Ridley Scott, el galardón sube enteros. Emocionante es el término que mejor define este historia, que ya había sido merecedora del premio al mejor director en Cannes. Basada en una adaptación de la novela que escribiera el periodista Jean-Dominique Bauby después de padecer una embolia cerebral, «Le scaphandre et le papillon» es una preciosista película experimental que nos habla de lo efímero de la existencia. Enteramente paralizado, el antiguo redactor de la revista «Elle» dictó con ayuda de las pulsaciones de su párpado izquierdo un cuaderno de viaje que se publicó algunas semanas después de su muerte en marzo de 1997, a la edad de 44 años. El personaje viaja con su mente, con su memoria, con su imaginación. Y en él Schnabel encontró la libertad para descubrir y crear imágenes que guardan su propia lógica, algo que el pintor considera muy cercano a su arte. Gracias a la interpretación de un Mathieu Almaric brillante, Schnabel consigue que todos y cada uno de los detalles que conforman un largometraje estén perfectamente encajados en el resultado final. Partiendo de una tragedia humana, el autor de «Basquiat» encuentra luz dentro de las sombras de la vida dibujando un halo de esperanza allá donde sólo aguarda la muerte. Una obra de arte surgida del reto que supone siempre la adaptación de la literatura al cine, mas cuando hablamos de una traslación tan complicada como ésta. Para ello la técnica ha sido de gran ayuda, una de las lentes utilizadas ha posibilitado un resultado similar al que ofrece la mirada humana, y Julian encontró aquí otro punto de encuentro entre la pantalla y el arte de la escultura.

Llegó tarde al oficio de cineasta, pero a tiempo. Aficionado al celuloide desde siempre, Shnabel no sabía que iba a ser director de cine. Casualidades de la vida, un cineasta que le realizó una entrevista sobre «Basquiat» le incitó a realizar su ópera prima, al comprobar que el susodicho no profundizaba en el artista. Fue entonces cuando le recuperamos para el cine.

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