Cualquiera diría que el presidente colombiano se leyó, antes de su gira europea, la entrevista que el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, concedió recientemente a un diario madrileño y en la que reivindicaba, en relación al frustrado proceso, que «busqué la paz con ETA pero a la vez preparé la confrontación con ETA».

De visita en París, y habida cuenta de la especial sensibilidad del Gobierno francés para lograr la liberación de la política Ingrid Betancourt, Álvaro Uribe señaló que «nuestra prioridad es conseguir la liberación de los secuestrado y a la vez machacar a las FARC». No explicitó cómo espera hacer efectivas ambas prioridades aunque trató de convencer a su anfitrión, el presidente francés Nicolas Sarkozy, de que la guerrilla más antigua y potente de América Latina «está a punto de ser vencida».

Por si quedaba alguna duda, estas consideraciones despejaron las pocas dudas sobre el verdadero motivo de la gira de Uribe. Incapaz de asumir el éxito de la reciente mediación ante las FARC del presidente venezolano, Hugo Chávez, su objetivo es tratar de torpedear su eventual continuidad y, sobre todo, intentar desactivar la propuesta de Caracas de que las FARC -y el ELN-, un grupo con el que se está dispuesto a negociar un canje humanitario de prisioneros, dejen de serr consideradas como un «grupo terrorista».

A su salida del Palacio del Elíseo, Uribe aseguró que Sarkozy le habría dado garantías de que la Unión Europea no retirará a las FARC de la lista de «organizaciones terroristas».

Sarkozy, que instó a la guerrilla a proseguir liberando prisioneros antes de otorgarle el reconocimiento, urgió a Uribe a que no excluya mediación alguna para conseguir la liberación de prisioneros.

FARC niega mediación eclesial

Uribe trae bajo el brazo una supuesta mediación de la iglesia colombiana para un intercambio de prisioneros entre las FARC y el Estado.

Desde las montañas, las FARC negaron la existencia de este plan de mediación.