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Análisis de la primera vuelta

La reconstrucción avanza bien pero sin ningún brillo

El Deportivo Alavés pasa el ecuador de su año 0 tras la era Piterman sin apuros clasificactorios, pero con demasiados errores que lo obligan a mirar hacia abajo

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Jon ORMAZABAL | GASTEIZ

El Deportivo Alavés ha llegado al ecuador del año de su reconstrucción con el principal objetivo de consolidar al equipo en la categoría bien encaminado -cuatro puntos de margen con respecto al descenso-, lo que no es poco después de la que ha caido. Sin embargo, las sensaciones no son del todo satisfactorias, sobre todo por la percepción de que, con haber sido un poco más consistentes, el panorama pudiera estar mucho más despejado.

Tras otro verano convulso en el que volvió a temerse por la continuidad del club, estar a estas alturas de temporada en la situación actual debe ser considerado como un éxito, sobre todo tras haber recuperado la paz social y teniendo en cuenta que la viabilidad de la institución parece bien encaminada.

Pese a las limitaciones económicas derivadas por la ley concursal, el Alavés ha conseguido una plantilla bastante competitiva y, con un trabajo normalizado e intenso en Ibaia, el equipo ha demostrado ser capaz de competir con cualquier equipo de la categoría. Así, superadas las dudas de un inicio liguero marcado por los problemas extradeportivos y la dificultosa confección de la plantilla, el Alavés se ha estabilizado en Segunda División, gracias especialmente a la buena línea marcada en Mendizorrotza donde, pese a ser uno de los equipos que menos goles ha marcado, se ha defendido aceptablemente.

Sin embargo, a la hora de hacer el balance queda ese puntito amargo de haber dejado buenas oportunidades de estar bastante más arriba en la tabla de no haber sido «tan blandos». Y es que, si nos atenemos a las sensaciones, han sido demasiados los partidos que se han escapado por errores en las dos áreas; tanto por la falta de pegada, como sobre todo por los excesivos fallos defensivos cometidos, que se han convertido en una verdadera sangría.

En el apartado realizador, David Aganzo ha sido el principal referente, pero su larga lesión y la ausencia de una alternativa sólida -Raúl Sánchez está muy por debajo de lo esperado- ha hecho que rachas de buen juego no se hayan materializado en puntos. Pero, no obstante, el mayor debe ha llegado de los excesivos fallos defensivos que se han cometido. A pesar de que individualmente los nombres en la parcela de atrás parecen correctos, colectivamente se sufre en exceso en jugadas a balón parado y cuando el rival tiene el balón y ésa es la principal causa de que el equipo no esté en una posición más acorde a su juego.

Con la estructura bastante bien definida, el brillo llegará en el momento en el que se acierte con la tecla para no conceder tantas facilidades al rival, ésas que los demás no conceden.

Blando

Pese a haber alcanzado un nivel bastante aceptable de juego, el equipo se ha mostrado demasiado blando en ambas áreas, especialmente en defensa, lo que ha provocado la fuga de valisos puntos.

Sistema

Tras un inicio de temporada en el que Uribe quiso confiar el peso de los partidos a una seguridad defensiva inexistente, se dio cuenta de que el equipo está mucho más cómodo con el balón y pasó a jugar con 4-1-4-1 que parece definitivo.

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