«Lunes negro», «pánico de los inversores», «desplome», son las definiciones más destacadas con que hacen referencia los analistas financieros al terremoto que ocurrió ayer en los mercados bursátiles asiáticos, europeos y americanos.

El Ibex sufrió el mayor desplome de su historia, con una caía de un 7,54% hasta los 12.625,80 puntos. Es el mayor descalabro desde que naciera en enero de 1992. En octubre de 1998 también tuvo una caída considerable del 7,07%. En 1991, antes del Ibex, se produjo un mayor desplome -por encima del 8,2%- tras la invasión de Irak del territorio de Kuwait.

Un elemento que no se puede escapar del análisis se encuentra en el hecho de que los inversores han tomado con «escepticismo» el plan fiscal de choque para estimular la economía que el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, presentó la pasada semana para reactivar la economía estadounidense, sumida en una crisis financiera debido a las hipotecas de alto riesgo, según citaban diferentes agencias de comunicación. Así, desde la mañana, las bolsas de Tokio y Hong Kong, entre las más importantes del sudeste asiático, comenzaron a reaccionar con pérdidas, a las que le siguieron las europeas.

Además, en la jornada de ayer Wall Street cerró por ser el día de Martin Luther King, por lo que, como explicaron algunos analistas, «no llegó el oxígeno financiero» que necesitaban los parqués, lo que llevó a un desplome generalizado «sin oponer resistencia», debido a la sensación de pánico, que ha arrastrado a todas y que puede poner en jaque el crecimiento de la economía mundial si se mantiene ese desplome con efecto dominó durante estas próximas jornadas. La situación es grave, a juicio de la mayoría de los analistas, por lo que esperan que la Reserva Federal (Fed) adopte una medida urgente para rebajar los tipos de interés, para que retome la confianza en el mercado bursátil.

Alberto Zumarraga, director general de Mercagentes, señaló -según cita la agencia Reuters- que «el detonante del desplome bursátil es la caída de los bancos que están haciendo una limpieza de sus activos». Javier Galán, gestor de fondos de Renta 4, expresó que «el sentimiento es muy negativo y de auténtico crash bursátil. Es una sensación de capitulación en los mercados muy fea y lo pero es que no vemos suelo».

Según los datos aportados, los inversores han empezado a salir de la renta variable, «incluso en activos de alta calidad como Iberdrola, Telefónica, BBVA, Santander, entre otros». Es «un efecto de bola de nieve», que lo están acusando grandes compañías en las que el inversor «se pone nervioso y sale de la bolsa sin importarle de qué valores se trate». Algunos también reconocen que lo que está ocurriendo es una especie de «saneamiento» de los valores bursátiles, que «se encuentran inflados al albur de los resultados espectaculares de algunas empresas, tanto por sus negocios como en sus proyecciones».

Entre las empresas peor paradas ayer en el Ibex fueron Iberdrola, que perdió un 12,58%; Sacyr Vallehermoso, una de las empresas más endeudadas del sector inmobiliario y construcción, que descendió un 11%; Santander se depreció un 9%; mientras que BBVA cayó un 6,98% y Telefónica, un 6,87%, mientras que Repsol YPF cedió un 9,77% y Acciona bajó un 8,51% en la jornada de ayer.