El ministro israelí de Defensa, Ehud Barak, anunció ayer, cuando ya había anochecido, que iba a permitir el suministro de gasoil a la planta eléctrica de Gaza y de medicinas a los hospitales de este territorio palestino, según informó el diario «Haaretz».

Esta planta eléctrica depende del combustible donado por la UE, que debe pasar por los puestos fronterizos controlados por Israel y que fueron bloqueados en represalia por el disparo de cohetes artesanales contra las ciudades de Sderot y Ashkelon.

Un portavoz del Ministerio israelí de Defensa, Moshé Ronen, declaró a France Presse que «Barak ha decidido permitir el suministro de la franja de Gaza para permitir el funcionamiento de la central eléctrica del territorio. El suministro se retomará el martes [hoy]. De este modo, se satisfarán por un periodo indeterminado las necesidades de la franja de Gaza».

«El miércoles, los camiones suministrarán productos vitales de ayuda humanitaria», añadió.

El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Aryel Mekel, por su parte, precisó que el Gobierno israelí «continuará estudiando la situación y actuará en función de lo que ocurra sobre el terreno», subrayando que se podrán producir nuevas suspensiones de suministro si se registran más ataques de cohetes artesanales contra Sderot y Ashkelon.

De este modo, quedó en evidencia que la decisión de ayer no marca un cambio en la estrategia de agresión israelí hacia Gaza, sino que es meramente táctica y demuestra que el Estado sionista juega con las condiciones de vida de los palestinas en función de sus intereses políticos.

En cualquier caso, los vecinos de Gaza tuvieron que hacer frente a una segunda noche sin suministro eléctrico en sus hogares y hospitales.

Aunque no se ofreció una explicación oficial a la decisión de permitir el suministro de combustible, todo apunta a que Israel se había extralimitado en sus cálculos y existía un verdadero riesgo de que se produjera un desastre humanitario de proporciones considerables en Palestina. Ello, unido a las presiones internacionales, explicaría el cambio de postura.

Olmert dijo lo contrario

De hecho, el anuncio de Barak fue una sorpresa, especialmente porque se produjo escasas horas después de que el primer ministro, Ehud Olmert, señalase que únicamente se suministrará a Gaza «lo mínimo imprescindible» mientras este territorio palestino esté bajo control del movimiento islamista Hamas. Asimismo, justificó el bloqueo, que hoy cumple su quinto día y que afecta a las necesidades básicas y vitales de 1,5 millones de personas, por el disparo de cohetes artesanales contra las ciudades de Sderot y Ashkelon.

«No permitiremos que decenas de miles de israelíes estén sometidos cotidianamente al disparo de cohetes mientras que la vida en la franja de Gaza continúa normalmente», declaró Olmert al jefe de la diplomacia de los Países Bajos, Maxime Verhagen, de visita en Jerusalén.

De este modo, Olmert justificaba sumir a los habitantes de Gaza en una situación de completa precariedad e inseguridad para frenar el disparo de unos cohetes artesanales que raramente hieren a algún ciudadano israelí que ha hecho caso omiso de las alarmas. La pasada semana decenas de palestinos murieron debido a los ataques aéreos israelíes que también buscaban frenar el disparo de estos cohetes artesanales.

«La población de Gaza debe comprender que mientras Hamas esté en el poder, no les suministraremos más que lo mínimo imprescindible», insistió Olmert.

«En lo que a mí respecta, todos los habitantes de Gaza pueden caminar, ya que si no tienen gasolina para sus coches es debido a que están gobernados por un régimen asesino», añadió el primer ministro israelí.

Pese a ello, Olmert destacó que, pese a mantener el bloqueo contra Gaza, «Israel no permitirá que se produzca una crisis humanitaria en Gaza».

Crisis humanitaria

La ONU, en cualquier caso, alertó de que si se mantenía el bloqueo sionista contra Gaza, mañana o el jueves se vería obligada a interrumpir el suministro de ayuda humanitaria a 860.000 personas, más de la mitad de la población de este territorio.

La ministra israelí de Exteriores, Tzipi Livni, por su parte, señaló que «las lágrimas de los dirigentes de Hamas no pueden influir sobre la respuesta que deben ofrecer los ciudadanos de Israel a los disparos de cohetes».

«Combatimos el terrorismo velando por mantener una situación humanitaria aceptable. La población de Gaza no puede tener una vida normal si los ciudadanos de Israel no pueden vivir normalmente», añadió Tzipi Livni.

Como cualquier mala situación es susceptible de empeorar, el líder de la oposición israelí, Benjamín Netanyahu (Likud), instó a endurecer la respuesta contra Gaza.

«Debemos pasar del concepto de guerra de desgaste a una de disuasión firme, que contribuiría eventualmente a hacer caer el régimen de Hamas que, mientras esté en pie, continuará armándose y proseguirá con sus ataques», señaló Netanyahu en la Conferencia de Herzliya sobre la seguridad de Israel.

Hamas, firme

Uno de los más destacados dirigentes de Hamas, Mahmud al-Zahar, cuyo hijo falleció la semana pasada debido a un ataque israelí, respondió al Gobierno sionista en tono firme. «Prometemos seguir en el camino de la yihad y de la resistencia, haciendo frente al sufrimiento y a los sacrificios que sean necesarios. ¡Hasta la victoria o el martirio!».

La respuesta internacional a la agresión israelí volvió a ser, una vez más, escasa. Instituciones como la Liga Árabe o la Organización de la Conferencia Islámica (OCI) reclamaron que el Consejo de Seguridad de la ONU se reuniera de urgencia, mientras que la UE instó a Israel a levantar el bloqueo ante la posibilidad de «exacerbar una situación humanitaria que ya es catastrófica y el riesgo de provocar una escalada en una situación que sobre el terreno ya es difícil», según señaló la comisaria de Exteriores, Benita Ferrero-Waldner.

El llamamiento de la OCI se produjo ante la presión iraní de convocar una reunión de los ministros de Asuntos Exteriores de este organismo que agrupa a 57 estados musulmanes para denunciar la situación que se vive en Gaza.

Su secretario general, Ekmeledin Ihsanoglou, demandó «a la comunidad internacional, al Cuarteto y al Consejo de Derechos Humanos a actuar rápidamente para poner fin a la agresión israelí contra los territorios palestinos y levantar el bloqueo impuesto al pueblo palestino en la franja de Gaza».

La Liga Árabe, por su parte, justificó su petición de reunión urgente del Consejo de Seguridad, destacando que es preciso «examinar la peligrosa situación que se vive en la franja de Gaza y para tomar medidas urgentes contra las fuerzas de ocupación israelíes».

Los delegados de la Liga Árabe se reunieron, de urgencia, en El Cairo, donde exigieron también al Consejo de Seguridad de la ONU que «tome medidas urgentes contra las fuerzas de ocupación israelíes cometidos contra los palestinos».

La Liga Árabe consideró a Gaza como «una zona en siniestro total, por lo que llamamos a los países y a las asociaciones árabes a suministrar asistencia al pueblo palestino», al tiempo que exigieron a EEUU que «actúe seriamente para detener la agresión israelí y para asegurar una protección internacional al pueblo palestino».