El Gobierno serbio dio ayer luz verde a un acuerdo con el gigante ruso Gazprom «de cooperación en los dominios económicos petrolero y gasero».

Además de permitir la construcción de un gasoducto por el sur de Serbia y de un depósito de gas en Banatski Dvor (norte), el acuerdo facultará la venta a la firma rusa de la Industria Petrolera de Serbia (NIS), única empresa petrolera pública de Serbia. Gazprom ofreció en diciembre 400 millones de euros por el 51% de las acciones de NIS y se comprometió a una inversión de 500 millones.

El gigante ruso ofreció a su vez hacer pasar por Serbia el gasoducto South Stream que debe llevar el gas ruso al centro y al sur de Europa cruzando bajo el Mar Negro.

La luz verde al acuerdo, negociado en los últimos meses, supone un claro premio a la posición intransigente de Rusia respecto a Kosovo en el selecto Consejo de Seguridad de la ONU. Tiene lugar entre la primera y la segunda vuelta de unas elecciones decisivas para el futuro del país balcánico.

La prensa serbia aseguraba ayer que el primer ministro, el panserbio Vojislav Kostunica -quien dio su apoyo a un tercer candidato en la primera vuelta del pasado domingo- condicionó su apoyo el próximo 3 de febrero a su aliado oficial y presidente, Boris Tadic, a la firma de este acuerdo.

El Ministro de Economía, Mladjan Dinkic, tildó la oferta de Gazprom de «humillante» y adujo que el precio de NIS hubiera sido «cuatro o cinco veces superior en concurso abierto.

Analistas como Misa Brkic aseguran que «Serbia ha puesto su independencia energética en manos de Rusia (...) Moscú tendrá la posibilidad de influir en la vida política de Serbia por muchos años».