salto base La actividad llega a Euskal Herria
Caída libre desde el mirador del Nerbioi
Los venezolanos Ana Isabel Dao y André Vancampenhoud realizaron el pasado día 12 el primer salto base en el Salto del Nerbioi, en Bizkaia. Se trata de un salto corto pero muy técnico.
Andoni ARABAOLAZA | DONOSTIA
Aunque para muchos pueda resultar inimaginable, la cosa es que en Euskal Herria se puede practicar el salto base. Empezábamos a acostumbrarnos a noticias sobre dicha actividad muy cerca de aquí; en el Picu Urriellu y Riglos por citar algunos. Pero de ahí a que veamos a un par de especialistas practicarlo en nuestra geografía... pues, como decíamos, parece inimaginable. Pues bien, en una reciente visita, los venezolanos Ana Isabel Dao y André Vacampenhoud firmaron el pasado día 12 el primer salto base del Salto del Nerbioi (300 m). Sí, creemos que ha sido la primera, y si no es así, tal como han solicitado los protagonistas, esperamos se nos comunique.
En el caso de Vancampenhoud, es la segunda visita que nos hace. En la primera, tal y como informa a Gara, también practicó el salto base: «Estaba saltando en Riglos y, de repente, me encontré con mi amigo vasco Gorki. Me hizo una propuesta, y me llevó a un viaducto que se encuentra en Zizurkil, Aston Mela, de 100 metros de altura. Y salté».
En esta segunda, el «incitador» fue Adolfo Madinabeitia. El gasteiztarra conoció al venezolano durante sus viajes de escalada al Salto Ángel y el Kukenam. Mantuvieron la amistad, y ambos han escalado juntos en El Capitán (Yosemite). Fue justamente allí donde los dos escaladores se quedaron atónitos con los saltos que veían hacer desde el big stone. «Viendo aquellos saltos fue cuando me animé a realizar esta actividad, ya que había practicado anteriormente el paracaidismo. Desde aquel momento decidí combinar la escalada y el salto base; como escalador de gran pared, creo que es lo máximo», asegura Vancampenhoud. Allí comenzó la carrera «saltadora» del venezolano, un especialista que cuenta en su haber con destacados saltos como el del Salto Ángel (Venezuela) y el Monte Brento (Italia).
Corto pero técnico
Adelantábamos anteriormente que Madinabeitia convenció a su amigo venezolano a saltar desde el mirador del Nerbioi. Este último se encontraba realizando un viaje de salto base en Francia e Italia, y desde Burdeos se le ocurrió llamar al gasteiztarra: «Le telefoneé para saludarle, y enseguida me informó que había visto un par de sitios que tenían condiciones saltables. Así que Ana y yo nos fuimos a Gasteiz. Nos llevó al Salto del Nerbioi. Allí hicimos los ajustes necesarios en el paracaídas para este tipo de saltos. Caminamos hasta el mirador y concluimos que las condiciones de tiempo y viento eran perfectas», informa Vancampenhoud.
Y dicho y hecho, los venezolanos saltan desde el balcón. «Sin estudiar el aterrizaje ni nada se lanzaron. Impresionante», apunta boquiabierto Madinabeitia, uno de los testigos del salto. El saltador venezolano por su parte cuenta su experiencia: «El salto es super intimidante. Lo pensamos bien, y ningún aspecto nos decía que no lo hiciéramos. El salto en caída libre fue corto, ya que era indispensable tener el paracaídas abierto lo más alto posible para poder buscar y encontrar un lugar para aterrizar, ya que desde el balcón no se veía nada claro. Tanto para Ana Isabel como para mí este salto ha sido muy importante por ser un lugar hermoso, por ser la primera y porque fue muy técnico. Sí, el aterrizaje fue complicado porque no sabíamos cómo era el terreno y porque en pleno vuelo tuvimos que buscar un minúsculo sitio para aterrizar sin daños».
Sin problemas en la recepción, los dos venezolanos firmaban el pasado día 12 el primer salto base desde el mirador del Nerbioi. En palabras de Madinabeitia, el salto fue realmente espectacular: «Si yo aluciné, imagínate lo que experimentaron mis amigos. Sólo decirte que cuando se metieron en el coche estaban super relajados; parecía que se hubieron metido alguna cosa. Lo bueno es que nos fuimos a tomar algo a un bar que tenía por nombre `El infierno'».
De esta forma terminaba la visita de estos dos especialistas del salto base. Vancampenhoud concluía de la siguiente forma: «Los saltos que he realizado en Euskal Herria han sido muy interesantes, ya que de ambos no sabía si habían tenido algún salto, ni cuánto medían y, lo más importante, cómo y dónde se aterrizaba».
En Pirineos, el Picu Urriellu y Riglos son algunos de los lugares donde se empieza a generalidad el salto base. En Euskal Herrial, aunque parezca inimaginable, también se puede practicar esta actividad.
«Como escalador de gran pared, creo que es lo máximo», señala André Vancampenhoud, que conoció el salto base en Yosemite. Fue entonces cuando decidió combinar la escalada y la caída libre.
Adolfo Madinabeitia animó a la pareja para que se acercaran a Euskal Herria. Testigo del salto, el gasteiztarra señaló: «Sin estudiar el aterrizaje ni nada, se lanzaron. Impresionante».
«El salto en caída libre fue corto, ya que era indispensable tener el paracaídas abierto lo más alto posible para poder buscar y encontrar un lugar para aterrizar, pues desde el balcón no se veía nada claro».