Seis grandes potencias se reunieron ayer en Berlín, donde alcanzaron un acuerdo para presentar una nueva resolución del Consejo de Seguridad de la ONU para obligar a Irán a que renuncie a su programa nuclear.

Irán siempre ha destacado que su programa de enriquecimiento de uranio está destinado únicamente a objetivos civiles y no a militares.

«La resolución que hemos acordado acentúa la severidad de las sanciones ya adoptadas contra Irán», afirmó el ministro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier.

Según una fuente diplomática de París citada por France Presse, estas seis potencias (Alemania, China, EEUU, Estado francés, Gran Bretaña y Rusia) enviarán en los próximos días al Consejo de Seguridad un tercer proyecto de resolución que incluye más sanciones contra Irán.

Antes de la reunión, sin embargo, la secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice, señaló que todavía existían algunos puntos de discrepancia para poder consensuar un proyecto de resolución.

Hasta el momento, tanto Moscú como Pekín se habían mostrado reticentes a aprobar nuevas sanciones contra Teherán.

Teherán, impasible

El Gobierno iraní, por su parte, restó importancia a la posibilidad de que el Consejo de Seguridad adopte una nueva resolución con sanciones, ya que «no afectará a nuestro pueblo», según señaló el portavoz del Ejecutivo, Gholam Hossein Elham.

«La adopción de una nueva resolución no afectará al pueblo iraní, ya que actúa en el marco de sus derechos legítimos y legales para conseguir sus objetivos», declaró Hossein Elham a la agencia IRNA.

«La intervención del Consejo de Seguridad es injustificable e ilegal, ya que el lugar adecuado para tratar este asunto es el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA)», añadió el portavoz iraní.