Culpan a Elorza de la carga contra allegados de presos en la tamborrada
Allegados de presos políticos donostiarras se dirigieron a su alcalde, Odón Elorza, para denunciar y exigir responsabilidades políticas por el hostigamiento policial sufrido en el acto de izada de la bandera cuando se disponían a acceder, como todos los años, al tablado de la plaza. Tras la comparecencia, registraron un escrito en el Consistorio en el que exigen una reunión con el primer edil para abordar este tema, además de reclamar «su contribución a la paz».
Oihana LLORENTE |
Con objeto de denunciar y exigir responsabilidades políticas por lo sucedido durante la izada de la bandera en la víspera de San Sebastián, donde los allegados de presos políticos fueron objeto de un hostigamiento policial, Josune Dorronso y María Luisa Torres, en nombre de familiares y amigos de los reprsaliados donostiarras registraron en el Ayuntamiento de la ciudad un escrito dirigido al alcalde, Odón Elorza.
Momentos antes, sin embargo, arropadas por un nutrido número de familiares de presos políticos, comparecieron ante el Consistorio con el fin de dar a conocer el contenido de la misiva. Detallaron que llevan más de 30 años accediendo, con las fotografías de sus allegados presos en la mano y con total normalidad, al tablado de la plaza de la Constitución momentos antes de la izada de la bandera. Sin embargo, según denunciaron los familiares la prohibición establecida este año «ha venido a romper esa normalidad, esa tradición e incluso alguna nariz también».
Dorronsoro señaló a Elorza como máximo responsable de la orden dada a la guardia municipal para prohibir el acceso al tablado de los familiares y amigos de los presos. Aseguró, a este respecto, que «el vallado inexpugnable, los empujones y agresiones verbales y físicas por parte de algún miembro de la guardia municipal, así como la petición de intervención de la Ertzaintza» no pueden ser ajenas al primer edil.
Señaló, además, que, los familiares fueron «más razonables» e intentaron dialogar y negociar la manera de acceder al tablado con los agentes municipales, aunque criticó que «ajenos a toda sensibilidad y a todo razonamiento, sólo valió la imposición por la fuerza». «Era día de uniformados, de parodia y burla hacia aquellos que nos tenían bajo su mando por la fuerza», apostilló.
Marginación y ocultación
Los allegados, entre los que se encontraba Nekane Benavente, vecina de Donostia que tiene la nariz rota a consecuencia de la carga, se dirigieron a Elorza para recordarle que tanto ellos como sus familiares presos son parte de Donostia. Por ello, explicaron que siguen esperando poder entrar al Ayuntamiento para reunirse con el alcalde y dialogar del grave problema que tienen en común. Denunciaron que sus propuestas se derivan a una «inoperante comisión además de apalearnos brutalmente en las calles de la ciudad».
Dorronsoro denunció que aun teniendo un centenar de presos políticos en su ciudad, Elorza sigue apostando por «nuestra marginación, por la ocultación del problema y por medidas represivas que conducen incluso hasta la muerte de presos y allegados». Asimismo, le invitaron a que se pregunte por qué en el año 2008 se ven obligados a subir todavía al tablado. En esta línea, le instaron a hacer su «contribución a la necesaria paz de nuestro pueblo».
«Estaba nerviosa porque tenía que llegar a la hora a su cita anual, pero muchos de sus miembros reconocieron que aquellas no eran maneras e incluso nos propusieron que subiéramos con ellos, como siempre».
«Pero lo conseguimos y una vez más estuvimos allí. Y cantamos la marcha con ellos y por ellos. Esas caras que miraban al público bailando en nuestras manos, también ese día, como otras tantas veces, tocaron en el día grande de Donostia».