Crónica | resaca electoral en Alemania
La ingobernabilidad regional afecta a la posición de la canciller Merkel
La pérdida de votos de la CDU en los comicios regionales de Baja Sajonia y Hesse afecta a la posición de la canciller Angela Merkel al frente de la Gran Coalición. Los socialdemócratas se sitúan por debajo del 40% y son cada vez más dependientes de apoyos externos. Verdes y liberales tienen que temer por su tercer puesto porque el partido Die Linke irrumpe con fuerza en el oeste alemán.
Ingo NIEBEL
El panorama político de Alemania ha cambiado: desde el domingo cuenta con una quinta fuerza política en los parlamentos regionales de Hesse y Baja Sajonia: el partido izquierdista Die Linke (La Izquierda) ha logrado entrar en los dos hemiciclos con el 5,1% y 7% de los votos, respectivamente. Su presencia parlamentaria ha originado, por lo menos en Hesse, que los estrategas de los demás partidos deberán tenerlo en cuenta como nuevo actor en el oeste alemán. 17 años después de la unificación de las dos repúblicas alemanas, un partido izquierdista, radicado en la desaparecida República Democrática Alemana (RDA), ha conseguido asentarse en el oeste gracias a su fusión con el WASG socialdemócrata. Los demás partidos insisten en rechazar al nuevo competidor aunque dependan de sus votos. «No seré elegida ministra-presidenta con sus votos», insiste la candidata del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) en Hesse, Andrea Ypsilanti.
La política alemana, que aún lleva el apellido de su ex marido griego, ha contribuido a la debacle de la Unión Democratacristiana (CDU) en Hesse. Su candidatura se sitúa sólo 0,1 puntos por detrás del ministro-presidente en funciones, Roland Koch (CDU). El cristianodemócrata se considera reafirmado después de obtener el 36,8% de los votos. Eso supone una pérdida de 12 puntos, pero aún así Koch se agarra al 0,1% para insistir en que su CDU ha sido «el partido más votado».
«Quiero formar gobierno pero la cuestión es con quién. Una Gran Coalición, como a nivel federal, es casi imposible», reconoció ayer el «hombre duro» de Merkel. Su presidenta le respaldó públicamente.
De hecho, a la canciller no le quedó otro remedio porque en la campaña electoral defendió el estilo agresivo de Koch, quien asumió incluso posiciones propias del neonazismo para ganar al SPD. El tiro le salió por la culata, hiriéndole a él directamente y, por elevación, a la propia Merkel. La presidenta de la CDU ha optado por la persona equivocada la cuáll se equivoco en el estilo y en los temas elegidos.
Liberales y verdes, de reojo
El dilema de Hesse es que la CDU no podrá gobernar con su aliado tradicional, los liberales (FDP), ni el SPD con los Verdes. Hace falta o una Gran Coalición o un tripartito. Por el momento el FDP de Hesse se niega a entrar en una coalición con los Verdes. Para esos dos partidos, que en el oeste luchan tradicionalmente por el tercer lugar en la escena política, los resultados significan que en adelante su papel será el de posibilitar un gobierno, liderado por la CDU o el SPD.
En Baja Sajonia los liberales perdieron el pulso con los verdes por sólo 0,2 puntos. El 8,2% de los verdes supone una subida de 0,6 puntos pero deja claro que el partido ecologista ha tocado techo. En Hesse los Verdes perdieron el 2,6% quedándose en el 7,5% mientras que sus rivales del FDP subieron del 7,9% al 9,4%. En adelante los dos partidos no podrán aspirar en ningún caso a superar el 10%.
El número dos de Merkel
Aunque la CDU sigue como primera fuerza política, logrando el 41% de los votos, necesita el apoyo de los liberales para seguir gobernando en Baja Sajonia. El resultado incluye una pérdida del 6%, pero el ministro-presidente Christian Wulff ha conseguido que se hable de su triunfo. Los medios de comunicación le consideran ya el número dos de Merkel. Además subrayan que su éxito se debe a una campaña «suave» que caló mejor que la «mano dura» prometida por su correligionario Koch. Este último ha perdido su posición de fuerza dentro de la CDU. Los medios del país especulan con la posibilidad de que Merkel le nombre ministro de Defensa en el caso de que tuviera que dejar la presidencia de Hesse. Entonces el actual titular de Defensa, Franz Josef Jung, un amigo de Koch, tomaría las riendas en Wiesbaden. A Merkel esa jugada le permitiría mantener a distancia a su rival Wulff.
Aunque el presidente del SPD, Kurt Beck, se mostró eufórico por el auge de Ypsilanti, su partido se va a mover entre el 30% (Baja Sajonia) y el 36% (Hesse). Esta limitación sólo la va a superar encontrando aliados. En el caso de Hesse tendría que gobernar o con verdes y liberales o con verdes y Die Linke.
«Estamos dispuestos a cooperar», adelantó el presidente de Die Linke, Lothar Bisky. En la actualidad su partido forma un bipartito regional con el SPD en Berlín, donde apoya la política neoliberal de los socialdemócratas. Dado que aún no cuenta con ningún programa, sino sólo unos puntos clave, los dos éxitos electorales podrían contribuir en que Die Linke se muestre más dócil para ser aceptada como socio de Gobierno.