Cinco militares de EEUU murieron ayer como consecuencia de un atentado con bomba en Mosul, en Kurdistán Sur, en una región en la que al-Qaeda tiene una fuerte presencia, según anunció el mando militar de EEUU en Irak.

«Una bomba explotó al paso de una patrulla de vehículos del Ejército americano y, a continuación, los insurgentes abrieron fuego con armas ligeras sobre los vehículos desde una mezquita vecina», señala el comunicado difundido ayer por las tropas estadounidenses.

El ataque tuvo lugar en la misma ciudad de Mosul, capital de la provincia de Nínive y situada a unos 370 kilómetros, que en los últimos meses se ha convertido en un «peligroso centro de gravedad de la rama iraquí de al-Qaeda», según ha señalado el Ejército de EEUU.