crónica | demanda contra los padres del joven de durango
El daño causado a la familia de Enaitz Iriondo hará del acusador acusado
El conductor que atropelló, causándole la muerte, a Enaitz Iriondo no se presentó a la vista celebrada ayer en el Juzgado de Haro por la demanda que presentó contra los padres del joven de Durango. Pero el caso puede reabrirse, y esta vez con él en el banquillo.
Txotxe ANDUEZA
Aunque era un gesto esperado por muchos, la razón que Tomás Delgado Bartolomé adujo para retirar la demanda presentada contra los padres del joven al que atropelló y mató el 26 de agosto de 2004 dista mucho de ser producto de la reflexión sobre el daño que su actitud pudiera generar a los seres queridos de Enaitz Iriondo. Y Tampoco es una rectificación. Delgado no compareció en la sala de vistas del Juzgado de Haro en el que debía verse la demanda, ahorrando de esta manera a Antonio Iriondo, Rosa Trinidad y el resto de familiares de Enaitz un duro cara a cara. Pero al parecer, sí acudió con su abogado, Santiago Jimeno, a retirar la demanda. Jimeno sostuvo que su representado había sido objeto de «descalificaciones injuriantes y mancillantes», por lo que, tal vez para seguir ganándose el cariño y la comprensión de la ciudadanía, pidió que fueran los padres de Enaitz Iriondo quienes abonen las costas del proceso que había abierto para reclamar 20.000 euros por daños a su vehículo y el alquiler de otro.
De esta manera, Delgado culpaba del escándalo social que este caso ha generado a los padres de Iriondo. Pero el hecho es que su actuación ha despertado una auténtica riada de solidaridad hacia quienes perdieron a Enaitz en la noche del 26 de agosto de 2004, en un accidente cuyas circunstancias no parecen del todo claras.
Y el hecho es, también, que esa solidaridad ha hecho que la Fiscalía reaccione, con lo que la iniciativa de Delgado puede volverse al final contra él mismo.
El fiscal superior de La Rioja anunció ayer mismo que ha puesto la investigación en manos de la Unidad Central de Reconstrucción de Accidentes de la Dirección General de Tráfico, al parecer un equipo de élite en el análisis de este tipo de sucesos. Y de esta manera respondía a una demanda que ayer se podía oír una y otra vez ante el Palacio Cid Paternina, edificio que acoge los juzgados de Haro.
De la vía civil a la penal
En medio de una impresionante expectación mediática y continuas muestras de solidaridad de los muchos ciudadanos que llegaron para arropar a la familia desde Durango y desde Santo Domingo de la Calzada, localidad en la que reside Tomás Delgado, se sucedieron las declaraciones antes y después de la meteórica vista. Nadie vio a Del- gado, pero él era el centro de muchas de las expresiones que se oían entre curiosos, amigos y familiares de los ayer acusados.
Había jóvenes que cambiaron sus clases para acudir a las inmediaciones de los juzgados. Mujeres y hombres observaban desde las esquinas. Muchos de ellos se acercaban para demostrar su cercanía a los padres de Enaitz. Y en todos los grupos había un rechazo unánime a quien se había atrevido a intentar cobrar los daños causados en su vehículo al chocar con el cuerpo del joven Enaitz Iriondo.
Jesús Iriondo, que calificaba de surrealista la situación creada por el chófer que atropelló a su sobrino, decía sentir escalofríos ante la perspectiva de ver a Delgado, alguien que «ni siquiera ha tenido una multa por exceso de velocidad y que ha llegado a poner en entredicho la inocencia de Enaitz».
El mismo sentimiento mostró Rosa Trinidad, madre del joven fallecido en aquel aciago accidente, que junto con su marido, Antonio Iriondo, llegaba a la sede de los juzgados a las 9:15 de la mañana, animados por el aplauso de cientos de personas: «Va a ser muy duro, muchísimo, enfrentarse a su cara, pero esperamos tener fuerzas». Los dos avanzaron hasta las puertas del Juzgado entre emocionados abrazos, entre ellos el momento en el que Rosa saludó entre sollozos a la joven que era compañera de Enaitz.
Los nervios de la entrada se convirtieron, a la salida, en una sonrisa de satisfacción y palabras de agradecimiento: «Gracias a todos, porque nos habéis ayudado mucho. Ya veremos lo que pasa ahora, porque nuestra meta es seguir por la vía penal», acertaban a decir en medio de una auténtica melé de medios de comunicación.
Francisco Gómez Llorente, abogado que representa a la familia Iriondo Trinidad, también se mostraba satisfecho por la retirada de la demanda. Como sus representados, espera que tras haberse cerrado la vía civil que abriera el chófer del vehículo que atropelló a Enaitz, se active ahora la vía penal contra Tomás Delgado, «por conducción temeraria y bajo los efectos del alcohol». Aunque parece que tampoco cierra las puertas a otras posibles acusaciones porque, asegura Gómez Llorente, «el daño moral que ha causado a la familia es muy grande».
«También existimos»
Entre quienes asistieron a mostrar su solidaridad a la familia, estaban los convocados por la asociación Stop Accidentes, que engloba a víctimas de accidentes de tráfico. Fueron muchos los testimonios que pudieron oírse frente a los juzgados de Haro. Y es que la historia de Enaitz es, por desgracia, una entre miles, que ha llegado a la sociedad más ahora y por la «torpeza» del ayer acusador, Tomás Delgado, que en agosto de 2004, ocasionó el accidente que costó la vida a Enaitz Iriondo.
Por eso, los miembros de la asociación Stop Accidentes agradecen el apoyo dado a esta familia de Durango, «porque de alguna forma todos nos sentimos confortados al ver que de una vez por todas, las víctimas de tráfico existimos», dice Charo Gutiérrez. Añade rotunda que ahora hay que continuar por la vía penal «y que esta persona se arrepienta de lo que hizo». Gutiérrez espera que las instituciones judiciales respondan a las demandas de los padres de Enaitz y del conjunto de víctimas. «Es la esperanza que tenemos los que no hemos tenido por desgracia justicia; porque nos han matado a nuestros seres queridos y hemos tenido un juzgador que ha considerado que no era delito».
Gutiérrez nos relata indignada algo que ha oído al hilo de estos hechos: «dicen que los peatones no tenemos concepto de riesgo», pero «quienes tenemos que asumir el concepto de riesgo somos los conductores. Es necesario que la sociedad tome conciencia de que todo vehículo, en manos de irresponsables, puede ser un arma».
Como los jueces se apoyan en la investigación policial, Stop Accidentes exige un protocolo reglamentado de atestados y de investigación, aplicable siempre en siniestros con daños personales. También piden una ley preventiva, que proteja a las víctimas.
El fiscal superior de La Rioja aseguró ayer que pese a la retirada de la reclamación por parte de Tomás Delgado, «penalmente, a efectos judiciales, las diligencias están activadas y estarán finalizadas en el plazo de un mes o menos».