Florida hace encallar al republicano Giuliani y al demócrata Edwards
No hay espectáculo circense sin vencedores y vencidos. Las primarias republicanas de Florida han consolidado las aspiraciones de John McCain y han condenado a un más que seguro abandono al ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani. El demócrata John Edwards, tercero en discordia, se le adelantó ayer al anunciar su renuncia. Barack Obama y Hillary Clinton afrontan un duelo a dos y la ex primera dama no duda en intentar aprovechar cualquier resquicio.
GARA |
El senador de Arizona John McCain es el favorito del campo republicano para convertirse en candidato a la Casa Blanca al vencer en las primarias de Florida, que se cobraron una víctima de peso, el ex alcalde Nueva York Rudolph Giuliani.
En el lado demócrata, Hillary Clinton venció con rotundidad en este estado en unas primarias invalidadas por la dirección nacional. Pese a que Florida no tendrá delegados en la Convención Nacional Demócrata, el triunfo de Clinton reviste un alto carácter simbólico a escasos días del «supermartes», en el que se celebrarán primarias en una veintena de estados, entre ellos California y Nueva York.
Las primarias demócratas de Florida se cobraron a su vez una víctima, el tercero en discordia John Edwards.
Con el 80% de los votos escrutados, McCain lograba el 36% de los votos frente al 31% logrado por el ex gobernador de Massachusetts y multimillonario mormón Mitt Romney.
Giuliani, favorito a escala nacional y que decidió no hacer campaña hasta la cita del martes en Florida, se quedó en un decepcionante 15% de apoyos.
La edición de internet de la revista «Time» y la cadena de televisión NBC adelantaron que Giuliani tenía intención de anunciar ayer mismo su retirada de la carrera presidencial y su apoyo a McCain. Este último se limitó a asegurar tras su estrepitosa derrota en Florida -donde invirtió buena parte de sus fondos de campaña- que «no se puede ganar siempre pero siempre se puede intentar hacer lo que es justo».
En una alocución ante sus seguidores en Miami, McCain lanzó un guiño a Giuliani elogiándolo como «viejo amigo» e «inspiración para mi carrera».
A punto de abandonar
«Héroe» de la guerra de Vietnam y prisionero durante cinco años del Vietcong, McCain se ve ya como candidato. Cuenta para ello con su victoria en el estado más poblado de los que han votado en primarias hasta la fecha. El handicap es que sólo ha podido sumar 57 delegados -originalmente debían ser 114-, habida cuenta de un diferendo, similar al registrado en el campo demócrata, a cuenta de la fecha elegida para la elección.
Adversario de George W. Bush en las primarias de 2000 -que, lógicamente, perdió-, McCain suma Florida a sus victorias en Carolina del Sur y en New Hampshire.
Uno de los pocos políticos que apoyó sin ambages el envío de refuerzos a Irak a principios del año pasado, el abierto «militarismo» de McCain no convence del todo a los sectores republicanos más conservadores, que recelan de ciertos planteamientos «centristas» del aspirante.
Estrella emergente en el campo republicano, estuvo a punto de abandonar la carrera a la Casa Blanca el pasado verano aduciendo una grave hemorragia de financiación y de apoyos.
Además de Giuliani, el gran perdedor del campo republicano en Florida es el ex gobernador de Arkansas y pastor baptista Mike Huckabee. Tras su sonada irrupción y su espectacular victoria en el primer caucus de Iowa, su estrella parece apagarse progresivamente. El martes logró un escueto 14%, por detrás del propio Giuliani.
Rival de Huckabee en el campo del integrismo religioso, Romney deberá por su parte jugar fuerte si aspira a cortar el avance de McCain. Cuenta para ello con su insistencia en las candentes cuestiones económicas y no dudó ayer mismo en reprochar a su principal rival «que no entiende nada en esta materia». El senador de Arizona eligió el contraataque y aseguró que «si hubiéramos hecho lo que el gobernador Romney ha sugerido, al-Qaeda celebraría hoy una gran victoria».
En el marco de una carrera electoral absolutamente marcada por lo mediático, a última hora de ayer estaba previsto un cara a cara entre Romney, que venció en las primarias de Michigan y Nevada, y McCain, al que se da por vencedor el martes próximo en California y Nueva York. También se anunciaba la presencia de Huckabee quien aun maltrecho, sigue en la carrera presidencial.
Para hoy se anuncia, asimismo, otro debate entre los ya dos únicos competidores con posibilidades en el campo demócrata, Clinton y Obama.
El portavoz de John Edwards, Colleen Murray, confirmó el abandono del que fuera candidato a la vicepresidencia en 2004 junto al aspirante John Kerry. Antiguo senador por Carolina del Norte, Edwards no ha logrado vencer en ninguna de las primarias y su mejor puesto (segundo) lo logró en los inaugurales caucus de Iowa.
Defensor de las clases medias frente a los hombres de negocios que dictan la ley desde Wa-shington, su retirada deja vía libre a Clinton y a Obama, que tienen en el punto de mira sobre todo las primarias de California, el estado más poblado y que se pronunciará el próximo «supermartes».
«Los dos candidatos van a beneficiarse a corto plazo» del abandono de Edwards, aseguró a la CNN Donna Brazile, experta del campo demócrata. No obstante, advierte de que «al final, quien sacará réditos será el que defienda públicamente a las clases medias, quien hable, en definitiva, de salud y comercio».
Tanto Clinton como Obama llevan varios días incluyendo en sus discursos los temas de campaña de Edwards, insistiendo en la defensa de las clases medias y modestas y en la necesidad de revalorizar el salario mínimo.
Según un sondeo publicado por «Los Angeles Times», CNN y Politico, la ex primera dama es favorita en California con 17 puntos de ventaja sobre Obama (49 contra 32%).
El senador por Illinois evidenció el que será uno de los principales ejes de su lucha con Clinton e insistió en un mitin electoral que él es el mejor situado para enfrentarse, y vencer, al senador por Arizona en las presidenciales del 4 de noviembre. «La manera de vencer a John McCain no pasa por nombrar a un candidato que estuvo de acuerdo con él para votar a favor de la guerra de Irak y que ha estado de acuerdo con él a la hora de otorgar el beneficio de la duda a (el presidente) George W. Bush sobre Irán».
Florida, manzana de discordia
Hillary Clinton logró el 51% de los votos en las primarias de Florida, frente al 30% para Obama y el 16% para el ya apeado del combate Edwards.
Según las encuestas, Clinton habría acaparado más de la mitad del voto blanco e hispano, mientras Obama capitalizó el voto negro y porciones nada despreciables del voto blanco (22%) e hispano (30%).
El voto hispano se anuncia crucial en el supermartes en las primarias de Arizona, Nuevo México, California y otros estados con importantes comunidades «latinas».
La dirección nacional demócrata decidió que, al igual que en Michigan, ninguno de los previstos 210 delegados de Florida tendrá sitio en la convención demócrata de Denver en agosto.
Consciente de que pueden ser preciosos, Clinton prometió que hará todo lo posible por revertir esta situación y su equipo de campaña aseguró que la consulta de Florida habría movilizado a muchos más electores que en otros estados.
Obama reaccionó recordando que la propia Clinton aprobó la medida de castigo a Florida y tildó las primarias de ayer de «concurso de belleza». «Nadie de nosotros ha hecho campaña en Florida, donde no conocen nuestro programa», recordó, para añadir que cuenta con los votos de los electores de Michigan y de Florida en noviembre», en referencia a las presidenciales.
El senador negro por Illinois se declara «impresionado» por la figura del presidente francés, Nicolas Sarkozy, «un hombre enérgico con mucho talento».
El ex presidente Jimmy Carter calificó de «extraordinaria» la campaña de Obama aunque recordó que no ha hecho campaña por nadie desde que dejó la Casa Blanca en 1981.
Antes del próximo «supermartes», Maine acogerá mañana los caucus republicanos. Los demócratas celebrarán los suyos en este estado el próximo 10 de febrero.
Dos son los errores de bulto cometidos por el «héroe del 11 de setiembre» y candidato republicano Rudolph Giuliani, que han llevado a la CNN a presentar la campaña del ex alcalde de Nueva York como «la peor del milenio, del milenio precedente».
El primero, renunciar a la lucha en las primeras citas electorales, fiándolo todo a los grandes estados (Florida y los del «supermartes»), habiendo perdido toda la referencialidad mediática.
El segundo error de Giuliani, que ha invertido 50 millones de dólares en su campaña, habría sido concentrar su mensaje en la seguridad y la «guerra al terror», cuando la agenda imponía la economía en plenos rumores de una gran recesión.
Nacido en 1944 en una familia italo-americana, Giuliani anunció en noviembre sus aspiraciones presidenciales y contaba entonces con la aureola creada en torno a su gestión como alcalde de Nueva York de la crisis de los ataques del 11-S. La revista «Time» le nombró entonces personalidad del año.
Todo ello se ha revelado insuficiente. El balance de su Alcaldía, marcada por su sostén a la represión policial en aras a la «seguridad», le creó enemigos entre las comunidades negra e hispana. Su estilo autoritario marcó a su vez su paso por la Alcaldía neoyorquina.
Giuliani esperaba que el electorado republicano más retrógrado le perdonara sus posiciones progresistas en materias como el aborto y el control de armas y sus «escándalos familiares». Ciertamente, no ha tenido siquiera tiempo suficiente para comprobarlo.
El «supermartes» del 5 de febrero podría celebrarse en una veintena de estados sin identificar claramente a los dos candidatos finales a la Casa Blanca.
Ninguno de los principales está en una posición predominante clara. Los tres candidatos republicanos se reparten las seis victorias. Clinton y Obama aparecen empatados con dos para cada uno.
En el lado republicano, Romney lleva ganados 67 delegados, frente a los 38 logrados por McCain y los 26 que se alinearían con Huckabee. Para asegurarse una mayoría en la convención nacional se precisan 1.191 delegados.
Expertos auguran una lucha cerrada y a dos entre McCain y Romney, que podría decantarse rápidamente a favor de uno u otro. Y es que en la mayor parte de los estados, el partido republicano tiene por regla atribuir todos los delegados al candidato vencedor en las primarias.
Por contra, en el lado demócrata los delegados son atribuidos según un reparto proporcional. Ello supone que la amplia ventaja que las encuestas auguran a Clinton en muchos de los estados que celebran el «supermartes» podría no ser suficiente para que supere el listón de 2.025 delegados necesarios.
A día de hoy, Obama suma el mayor número de delegados (63) frente a Clinton, que suma 48. Por contra, la ex primera dama se lleva la palma en cuanto a «superdelegados», con derecho a voto en la convención en su calidad de parlamentarios o personalidades «de peso». Pero estos no cuentan con mandato expreso y pueden cambiar de voto. Es la esperanza de Obama.
Los expertos especulan con la posibilidad, inédita desde hace 30 años, de que se llegue a la convención sin un candidato claro y haya que votar. Fue el caso del republicano Gerald Ford (frente a Ronald Reagan) en 1976 y del demócrata Adlai Stevenson en 1953. Ambos perdieron luego las presidenciales.