Una canita al aire
«Ahora o nunca»
Morgan Freeman y Jack Nicholson son los reyes de la función en una comedia hecha a su medida y que gustará a un público otoñal con ganas de tomarse la vejez y la enfermedad a broma.
M. INSAUSTI | DONOSTIA
Morgan Freeman y Jack Nicholson han sido muy atacados por su conformismo profesional dentro de una producción tan previsible como «Ahora o nunca», pero lo cierto es que el actor afroamericano suele intercalar trabajos arriesgados entre sus actuaciones más comerciales, brillando a igual altura en los títulos independientes y en los de Hollywood. Respecto a Nicholson, me parece injusto irle con exigencias a estas alturas, cuando ya ha dado en la pantalla lo mejor de sí mismo. Los tiros deberían ir dirigidos contra Rob Reiner, un cineasta que tuvo su década dorada en los 80 y después ya no ha hecho nada de nada. Es imposible reconocer en sus últimos largometrajes al artífice de «Cuenta conmigo», «Cuando Harry encontró a Sally», «La princesa prometida» o «Misery». ¿Dónde ha quedado su talento para la comedia y el cine de personajes dignos de ser representados en una pantalla?
El público que va a ver «Ahora o nunca» no sale defraudado de las salas, por la sencilla razón de que disfruta viendo juntos a dos de sus actores favoritos, sin pedirle gran cosa a la película en sí. De hecho, basta un simple avance para saber lo que cuenta el argumento. La gente quiere ver a este par de veteranos haciendo locuras, como si plasmaran el ideal de vejez desmadrada. Encima, no necesitan justificarse por su comportamiento, puesto que son enfermos terminales que pueden apurar sin temor sus últimos tragos y sus últimos cigarrillos. La proximidad de la muerte les hace iguales, pese a que el blanco sea el rico -como está mandado- y el negro sea el pobre, porque así de convencional es el guión. Y de machista, ya que ambos prefieren librarse de las mujeres de su vida a la hora de la gran juerga final.