El año pasado fue en el bilbaino Palacio Euskalduna, este en Sevilla. El Teatro Lope de Vega de la capital hispalense acogerá la noche del próximo lunes la gala de entrega de la edición número once de los premios Max de las artes escénicas, los máximos galardones de su ámbito en el Estado español. Si no hay sorpresas, «Marat-Sade» y «Plataforma», montajes que han pasado también por nuestras capitales, se perfilan como los ganadores de esta edición, a la vista de que parecen como finalistas en la mayoría de los apartados: mejor espectáculo de teatro, mejor director de escena, mejor actor protagonista -Alberto San Juan y Juan Echanove, respectivamente-... y mejor adaptación de obra teatral, a la que opta Alfonso Sastre por la versión del emblemático texto de Peter Weiss que realizó para Adoldo Marsillach ¡en 1968!

Lo curioso es que la versión del dramaturgo afincado en Hondarribia, y que puso en escena Adolfo Marsillach, fue un auténtico bombazo cuando se estrenó, con la prohibición del entonces ministro Fraga por medio -prohibió que se suspendieran las representaciones, que Weiss y la compañía querían dejar en suspenso en protesta por el franquismo- y el estado de excepción en Euskal Herria como fondo. La politizada versión de «Marat-Sade» durmió en el cajón de los justos hasta que Animalario la ha recuperado. ¿Y el resto de la presencia vasca? A excepción de la aparición en la lista de Mejor Autor Teatral en Castellano de Juan Mayorga por «El chico de la última fila», sería una mención muy pillada por los pelos -Mayorga es salmantino y la escribió para la compañía Ur, surgida en Errenteria, pero que está instalada en Madrid- nuestra producción de artes escénicas aparece citada unicamente en dos apartados: Mejor Autor Teatral en Euskara -cada lengua oficial del Estado tiene su propio galardón- y el premio al Mejor Espectáculo Revelación. Maite Agirre, actriz, dramaturga, directora, creadora de la compañía Agerre Teatroa, y, en suma, mujer de teatro que de esto sabe mucho, se lo toma con humor: «Estamos en la periferia y la cosa se `guisa' realmente en el centro, en las grandes ciudades. Nuestra presencia no puede ser muy amplia, teniendo en cuenta nuestra población; pero somos la mejor manzana del paraíso». Esta histórica de nuestra escena obtuvo ya el pasado año el Max al Mejor Texto Teatral en Euskara por su «Neska politak, artasoro alaiak» («Chicas bonitas, alegres maizales»), una vistosa y musical reflexión sobre el choque de culturas protagonizada por Arantxa Gurmendi y Jon Gaubeka, y este año su nombre aparece nuevamente en este apartado con «Haur kabareta/ Kabaret infantil», un obra musical escrita junto a Inés Martínez de Iturrate y Santiago Ortega. Curiosamente compite con otros dos textos dirigidos al público infantil: «Ni ez naiz txotxolo», escrita por Aizpea Goenaga para Pok Produkzioak, y «Abentura antzokian /Aventura en el teatro», el guión creado por Patxo Telleria, Julen Gabiria y José Antonio Portillo para el experimento que convirtió el bilbaino Teatro Arriaga en un gran taller teatral entre abril y mayo del año pasado.

Maite Agirre no acudirá a la gala sevillana, aunque sí lo harán sus dos compañeros de nominación, porque anda metida de lleno en los ensayos de «Putsuak lehortzen», la nueva aventura en la que se han embarcado. Con Ander Lipus en el reparto y bajo la dirección de Garbi Losada, se estrenará el 6 de marzo próximo en la sala Niessen de Errenteria. Eso sí, dice mostrarse convencida de que los de Agerre «regresarán con la manzana» (el símbolo de los Max), aunque parece que a lo de los premios tampoco le da mucha importancia. La justa. ¿No son necesarios unos premios al teatro vasco, como los que existían hasta hace algunos años? «Hay que hacer bien las cosas; si no, es mejor dejarlo. Aquí lo que se debiera hacer es ir a por todas, no sólo tendrímos que optar a tener una bonita fiesta o una gala del teatro vasco, sino que también hay otras necesidades, como, por ejemplo, hace falta una escuela de teatro. Todo está unido. Lo que hecho en falta es la existencia de una relación o un lazo estrecho de la escena con la sociedad», apunta. Pese a todo, Maite Agirre se muestra optimista con respecto a la situación de la escena vasca, que se está dando a conocer en el exterior gracias a las colaboraciones con otras compañías. «Me he dado cuenta de que fuera de aquí nos hablan con un respeto increíble, porque, guste o no guste tu propuesta, lo que ofreces es el resultado de un trabajo digno. Hay que decir que, en Euskal Herria, se hace teatro de alto nivel. Y también reconocer que se han producido fracasos; pero el fracaso también es glorioso», puntualiza con sorna.

En el otro extremo, unos recien llegados. La categoría de Premio Max al Mejor Espectáculo Revelación busca «dar a connocer espectáculos de calidad que a menudo sólo giran en el ámbito autonómico», por lo que lo de «revelación» suele ser bastante flexible. En la edición pasada, por ejemplo, se premiaron a unos históricos como los vallisoletanos Teatro del Corsario (actualmente de gira en Euskal Herria); en la actual, por Nafarroa es candidata «Tres hermanas», la versión de la obra de Chejov realizada en coproducción por la Fundación Teatro Gayarre y el Centro Dramático de Aragón, dirigida por Ignacio Aranaz y con un reparto compuesto también por veteranos actores como Maiken Beitia o Pilartxo Munarriz.

Por las Vascongadas, porque la división va por comunidades, la sorpresa: «Gris mate», de Katubeltz, una obra de la que sólo se han hecho nueve representaciones y cuya elección sorprende incluso a sus creadores. El alavés Iñaki Rikarte y el guipuzcoano Alberto Huici son Katubeltz, una compañía que existe... pero no del todo. «Nos sorprendió cuando nos eligieron para los Max, pero suponemos que les interesamos porque somos gente muy joven y con una propuesta diferente. En el festival BAD le gente nos decía que notaban la falta de obras experimentales, como esta. Nosotros planteamos volver al teatro como esencia, regresar al teatro del que nos enamoramos», apunta Iñaki Rikarte.

Los encontramos en Madrid, en el Centro Dramático Nacional, donde Iñaki ejerce actualmente de ayudante de dirección y Alberto forma parte del reparto de la versión de «El rey Lear», de Shakespeare, que dirigida por Gerardo Vera se estrenará el próximo día 14 en el Teatro Valle-Inclán. Son parte de la remesa de actores y creadores que han buscado salida fuera de aquí. Iñaki, por ejemplo, formó parte del grupo alavés Pikor. Se conocieron en la escuela de Arte Dramático y, precisamente, la obra surgió como un trabajo «escolar»: la presentaron a unas ayudas del Gobierno de Lakua y, de una lectura pública, surgió la posibilidad de montarla y estrenarla en el Festival de Gasteiz. «Es la primera obra que escribo que se representa», apunta con humor Rikarte. «Yo vengo de la poesía. Siempre he tenido el impulso de escribir; empecé de joven, como todos, por un desengaño amoroso».

En «Gris mate», se inspira claramente en el teatro del absurdo de Beckett -«es Beckett pasado por Tim Burton»-, aunque visto desde la óptima de un joven de hoy. Con una imagen como inspiración inicial -una foto en blanco y negro de Gilbert Garcin, con un hombre en pie sobre el centro de una gran diana, disparando una flecha verticalmente al cielo-, sube a tres personajes sobre el escenario para una «comitragedia», como la define él mismo. El lunes se escaparán a Sevilla: «Es el único día que libramos».