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la situación de los derechos humanos en el mundo

HRW pone el dedo pero olvida parte de la llaga

En su informe anual sobre la crítica situación de los derechos humanos en el mundo, Human Rights Watch asume, no sin contradicciones, la «superioridad» de Occidente y le insta a ejercer su autoproclamada función de «fiscal de la democracia mundial». Junto a análisis certeros por países, aplica sin rubor la equidistancia en conflictos como el palestino y el colombiano.

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La organización Human Rights Watch (HRW) hizo público ayer un informe anual en el que, partiendo de la premisa de la «superioridad teórica» de las que presenta como «democracias establecidas» -en referencia a EEUU y a Europa Occidental-, les acusa de tolerar «simulacros de democracia» en el mundo y les urge a incrementar su presión sobre esos regímenes.

El informe constata lo evidente, a saber, la instrumentalización política de la democracia tanto por parte de Occidente como de buena parte de los países a los que acusa de violaciones de los derechos humanos.

Así, recuerda que «Washington y los gobiernos europeos aceptan hasta las elecciones más dudosas porque el ganador es un aliado estratégico y comercial», o debido a los «requerimientos» de la llamada «guerra mundial al terrorismo»

En la misma línea, denuncia que regímenes de muchos países -menciona especialmente a Pakistán, Rusia y Nigeria- «se cubren con el manto de la democracia como si el sólo hecho de llevar a cabo elecciones fuera suficiente para demostrarla». Mientras tanto, siguiendo el informe, «no garantizan los derechos humanos esenciales a ésta, incluyendo los derechos a la libertad de expresión, reunión y asociación, así como elecciones libres y justas».

Human Rights Watch va más allá y tras insistir en la idea de que Occidente «tolera el hecho de que autócratas se presenten como demócratas», le exige una actitud intervencionista activa. «Demasiados gobiernos occidentales insisten en que haya elecciones pero no pasan de ahí. No presionan a los gobiernos en cuanto a cuestiones cruciales de derechos humanos que hacen que la sociedad civil funcione -una prensa libre, la reunión pacífica y una sociedad civil en funcionamiento que realmente pueda desafiar al poder-».

Sorprende, en este sentido, esa apelación al intervencionismo abierto por parte de unos países como EEUU y los de Europa Occidental cuando el propio informe de la organización HRW reconoce que «poco pueden exigir éstos el respeto de los derechos humanos en el mundo cuando ellos mismos los violan en su lucha contra el terrorismo, algo -añade- de lo que se aprovechan los gobiernos autocráticos».

HRW vuelve a hacer referencia al drama de Guantánamo y a la justificación por parte del Gobierno de EEUU del uso de la tortura pero insiste, y ese es el primer gran error de principio del informe, en instar a Occidente a que convierta en presión esa misma «superioridad moral» que no duda, asimismo, en negarle.

Una «superioridad», además, que Occidente no ha dudado en utilizar, siempre de forma instrumental y en aras a sus intereses geoestratégicos, para financiar y apoyar experiencias «revolucionarias» como en el caso de Serbia en el sur de Europa y de Ucrania y Georgia, en el ámbito de influencia de Rusia, sin olvidar a Kirguizistán, en Asia Central. Todas estas «revoluciones de colores» no han supuesto democratización real alguna y han consistido en un reposicionamiento de las distintas élites en el poder.

Equidistancia

Sin obviar que HRW rescata escenarios de crisis de los derechos humanos muchas veces olvidados o postergados por la realidad diaria -caso de Somalia, Sri Lanka, Myanmar o Sudán- y denuncia sin ambages situaciones de mucha mayor actualidad, como las que se sufren en Pakistán y Kenia, por poner dos ejemplos, la redacción del informe, a la hora de analizar conflictos asimétricos, aplica una equidistancia que invalida, siquiera en parte, sus principales conclusiones.

Así, a la hora de analizar la situación en Oriente Medio, pone en el mismo plano el bloqueo de Israel contra Gaza con el hecho de que «grupos armados palestinos continúan lanzado ataques indiscriminados con cohetes sobre áreas pobladas de Israel, en violación de la legislación internacional».

En un paso más en esa «equidistancia», equipara a las guerrillas colombianas con los «exparamilitares» (sic) pero no le merece, en cambio, mención especial, la estrategia «antiterrorista» del Gobierno Uribe.

IRAK

HRW constata un deterioro de la situación humanitaria en Irak. En su línea, equipara a todos los grupos de la resistencia por sus «ataques contra civiles». Denuncia, eso sí, muertes civiles en bombardeos por parte de EEUU. Del ocupante.

CHINA

Esta organización, con sede en Nueva York, insta a Occidente a presionar a China en materia de derechos humanos con motivo de la celebración de las Olimpiadas. «Una ocasión histórica» para el Gobierno chino para avanzar en esta cuestión.

américa latina

El informe insiste en que América Latina sigue siendo escenario de violencia, impunidad y abusos de autoridad, aunque reconoce un avance en los procesos por crímenes contra los responsables de dictaduras en varios países.

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