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INTERVENCIÓN DE LA ERTZAINTZA

Investigan una bomba sin activar hallada en un camino rural de Getxo

El Departamento de Interior de Lakua contempla como principal hipótesis que la bomba hallada en un camino rural del barrio getxotarra de Andra Mari estuviera destinada a una entrega de material entre miembros de ETA, pero sin descartar otras opciones. La Ertzaintza dio cuenta de todo ello en la tarde de ayer, tras varias horas de indagaciones en torno al explosivo, encontrado por un vecino dentro de un barril de cerveza. La bomba no estaba activada.

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GARA | GETXO

La única hipótesis citada por el Departamento de Interior de Lakua en torno al explosivo hallado en un camino vecinal de Getxo, junto al barrio de Andra Mari, «apunta a que se trataría de una entrega de material entre miembros de ETA, posiblemente con la intención final de utilizar el recipiente como artefacto explosivo para la comisión de un atentado».

Así consta en una nota emitida a media tarde de ayer, muy poco después de que la Ertzaintza diera a conocer el hallazgo y expusiera otras hipótesis que se estaban investigado en ese momento, como las de que fuera «un artefacto explosivo», «un depósito de sustancia explosiva» o «una trampa».

Pese a la alarma inicial, el artefacto no estaba activado, según se confirmó tras varias horas de indagaciones iniciadas al mediodía. Al lugar se desplazaron efectivos expertos en desactivación de explosivos, que comprobaron que la bomba no tenía sistema iniciador alguno, por lo que no podía estallar, según dijo Europa Press citando fuentes policiales.

Estas mismas fuentes sí indicaron que «los componentes explosivos estaban ya mezclados» y que «se les había adherido el cordón detonante». El Departamento que dirige Javier Balza añadió que la sustancia explosiva sería amosal o amonal, a la espera de poder confirmarlo con exactitud.

El artefacto se encontraba en un barril metálico de cerveza, y contendría unos 30 kilos de explosivos según las primeras valoraciones. La Unidad de Desactivación de Explosivos de la Ertzaintza continuaba los trabajos entrada la noche, aunque ya en dependencias policiales.

En un camino sin salida

La bomba fue hallada en un camino vecinal eminentemente rural, en cuyas cercanías sólo hay un caserío. Se trata de una de las llamadas «estradas» -caminos asfaltados estrechos, por los que generalmente sólo cabe un vehículo- que son habituales en la zona, y que lleva por nombre Diliz. Esta vía parte del club de golf situado junto a la carretera que lleva a Punta Galea y llega hasta el casco del barrio getxotarra de Andra Mari. Según fuentes policiales, el punto en que apareció se podía definir como «camino sin salida».

Algunas agencias de información especularon sobre opciones como que el artefacto hubiera sido colocado para que estallara allá mismo o pudiera ser usado como «trampa» contra la Policía, pero estas hipótesis perdieron fuerza al constatarse que no estaba activado.

El hallazgo se había producido, en realidad, el martes. Un vecino dio cuenta de la presencia del barril de cerveza a la Policía Local, pero no fue hasta ayer cuando los agentes se desplazaron al lugar. Tras constatar que podría tratarse de un artefacto explosivo, dieron parte a la Ertzaintza, que comenzó a inspeccionarlo al mediodía. Las primeras noticias al respecto no se difundieron hasta pasadas las 17.00. La zona continuaba entonces acordonada por completo, lo que impidió a los fotógrafos y periodistas acercarse al lugar. Sí lo pudieron hacer entrada la noche, cuando la Ertzaintza ya se había llevado el barril. Entonces se pudo apreciar que el lugar en el que se encontró el explosivo era un yerbín situado junto a la estrada.

La inexistencia de datos seguros sobre lo ocurrido hizo que no se produjeran valoraciones políticas tras el hallazgo por parte de partidos políticos ni de instituciones.

ETA ya atentó en Getxo el pasado 11 de noviembre, cuando colocó dos bombas ante los Juzgados de la localidad. Ninguna de ellas hizo explosión. El Departamento de Interior de Lakua se mostró convencido de que el segundo artefacto hallado en el lugar estaba destinado a ser una «bomba-trampa» contra la Ertzaintza. Posteriormente, el 24 de diciembre, estalló otra bomba junto a una de las sedes del PSE en otra localidad vizcaina: Balmaseda. Provocó daños materiales.

Por lo que respecta a las incautaciones de explosivos, las últimas fueron realizadas por las FSE tras la detención de Igor Portu y Mattin Sarasola en Arrasate por parte de la Guardia Civil. Ambos han denunciado que fueron torturados desde el primer momento, y de hecho Portu fue hospitalizado en la UCI y Sarasola presentaba numerosas marcas. Un día después de su captura, la Guardia Civil se incautó de 125 kilos de material para fabricar explosivos en un zulo en las cercanías de Sabiñánigo (Huesca) y al día siguiente halló otros 26 kilos de explosivo en Lesaka.

En total, las fuerzas policiales españolas y francesas afirman haber logrado recuperar 1.300 kilos de explosivos de ETA a lo largo del último año.

EN datos

30

kilos de explosivo es la cantidad que contenía el barril de cerveza, según la información oficial del Departamento de Interior de Lakua. Se trataría de amonal o amosal.

12.30

del mediodía fue la hora en que la Ertzaintza comenzó a inspeccionar el explosivo, aunque la primera noticia no se difundió hasta pasadas las 17.00. En realidad, un vecino había avisado a la Policía Local de Getxo la víspera.

Camacho habla en Durango de «alerta máxima»

Horas antes del hallazgo de Getxo, el número dos del Ministerio de Interior español, Antonio Camacho, visitó las obras del cuartel de Durango, atacado por ETA el pasado mes de agosto. Allí aseguró, al hilo de algunas afirmaciones hechas en las últimas horas por medios madrileños, que las FSE «están en alerta máxima» y «trabajan las 24 horas» para evitar que se produzcan atentados de ETA.

Camacho fue preguntado sobre si les consta la existencia de infraestructura estable de esta organización armada en Euskal Herria, y respondió que «es una posibilidad, pero muchos más datos no se pueden proporcionar». Prefirió destacar que la labor policial «ha evitado muchos atentados y detenido a muchos terroristas» en los últimos meses.

Por lo que respecta al cuartel, aseguró que las obras terminarán en unos dos meses. El delegado en Gasteiz, Paulino Luesma, le acompañó en la visita. GARA

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