Todas las opciones en las urnas vascas
El próximo 9 de marzo, la ciudadanía de Euskal Herria podrá optar entre todas las opciones políticas que ha configurado la propia sociedad vasca. Esas opciones se presentarán en unos casos con siglas diferenciadas y en otros en distintas coaliciones electorales. En Zuberoa, Nafarroa Beherea y Lapurdi se renovarán las instituciones municipales y a una parte de los representantes cantonales en el Consejo General de Pau; en aquellos distritos donde las candidatas y candidatos más votados no alcancen la mayoría necesaria, se celebrará una segunda vuelta una semana después. En Nafarroa Garaia, Bizkaia, Gipuzkoa y Araba la convocatoria oficial indica que se elegirán a los representantes vascos en las Cortes españolas.
Los aparatos del Estado español se han propuesto que en Hego Euskal Herria la campaña no se desarrolle en parámetros democráticos y, por ello, intentan que en la ciudadanía cale el mensaje de que la izquierda abertzale no va a participar en esta cita electoral. Es decir, pretende invertir los términos de la realidad con la ya caduca fórmula goebbeliana de que una gran mentira mil veces repetidas se puede «transformar» en una verdad. Frente a esa estrategia, las candidatas y candidatos de EAE-ANV reiteraron ayer, en Bilbo, que la opción de la independencia contribuirá a llenar las urnas.
Precisamente, la pasada semana la izquierda abertzale lanzó un nuevo llamamiento para recuperar el diálogo con el objetivo de dar una salida definitiva al conflicto político. Un diálogo que debería asentarse en un consenso básico en torno al principio democrático de que todas las partes implicadas deben garantizar que todas las opciones políticas pueden desarrollarse, de principio a fin, en igualdad de condiciones y en torno al reconocimiento de la territorialidad de Euskal Herria. Sin duda, serán decenas de miles las ciudadanas y ciudadanos vascos que el 9 de marzo refrenden esos postulados. Esa victoria democrática ya está garantizada y quienes opten por «transformarla» en derrota la noche electoral deberán asumir que, como Goebbels, prefieren vivir en una gran mentira.