Un atentado kamikaze, el primero contra objetivos israelíes que se registra desde hace un año, provocó la muerte de una mujer israelí y de los dos activistas palestinos que llevaron a cabo el ataque y que pertenecían a las Brigadas de los Mártires de al-Aqsa, una milicia vinculada a al-Fatah. Otras once personas resultaron heridas, una de ellas de gravedad.

El atentado tuvo lugar en un centro comercial de Dimona, una ciudad de 40.000 habitantes situada en el desierto del Neguev, cerca de Gaza, de donde procedían los dos kamikazes.

En una comparecencia en Gaza, un responsable de las Brigadas de los Mártires de al-Aqsa, Abú al-Walid, informó de que los kamikazes se infiltraron en Dimona directamente desde Gaza, sin pasar por el Sinaí egipcio. De este modo, desmintieron las informaciones israelíes que señalaban que ambos llegaron desde Egipto aprovechando la ruptura de la valla fronteriza de Rafah.

Uno de los kamikazes pudo hacer estallar el cinturón de explosivos que portaba, pero un policía disparó cinco balas al segundo e impidió que pudiera hacer lo mismo.

Tres muertos por el Ejército

El Ejército israelí, por su parte, mató a tres palestinos en dos operaciones. Así, dos miembros de la Yihad Islámica murieron como consecuencia de un tiroteo en Qabatiyah, cerca de Yenín, al norte de Cisjordania.

En otra operación sionista, fuerzas israelíes mataron al líder de los Comités de Resistencia Popular, Abú Amir Qarmoot As-Sa'id, en Gaza. Un avión de combate israelí disparó un misil al automóvil de Abú As-Sa'id cuando circulaba por Beit Lahia, al norte de Gaza. Otras tres personas resultaron heridas en esta incursión israelí.

El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, condenó tanto el atentado de Dimona como la incursión israelí contra Qabatiyah.

Hamas, en cambio, calificó de «acto heroico» el atentado de Dimona, destacando que «constituye una respuesta natural a los crímenes de la ocupación, ya que nuestro pueblo no tiene otra opción que defenderse por todos los medios posibles», declaró Sami Abú Zouhri, portavoz del movimiento islamista.

Asimismo, un trabajador palestino, residente en el campo de refugiados de Deir Ammar, al oeste de Ramallah, murió el domingo de un ataque cardíaco durante la espera en línea que demoró mucho tiempo en un puesto de control militar israelí, cerca de la ciudad de Na'leen. El hombre trataba de pasar el checkpoint para llegar a su trabajo.

Alí al-Faqeeh, de 44 años, se encontraba en buen estado de salud cuando llegó al check-point. Su hermano denunció que los soldados israelíes no le prestaron asistencia médica tras sufrir la crisis cardiaca.