El presidente de la comisión electoral rusa, Vladimir Churov, consideró ayer que la decisión de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) de boicotear las presidenciales rusas del 2 de marzo no es «catastrófica» y cuestionó la imparcialidad de los observadores occidentales. La OSCE canceló el jueves su misión de observación alegando «restric- ciones impuestas por las autoridades rusas».

«La única estimación (que vale) sobre la legitimidad de las elecciones es la preferencia política expresada por los ciudadanos», añadió Churov.

Según una encuesta del instituto independiente Levada, Dmitri Medvedev, delfín y candidato del presidente ruso, Vladimir Putin, conseguirá la victoria en la primera vuelta, con en torno al 80% de los votos.

Teniendo en cuenta que el BIDDH, órgano de observación electoral de la OSCE, ha perdido su autoridad, Vladimir Churov deseó «más especialistas en derecho internacional» entre los observadores. «Cuando se miran las listas, se descubre, con sorpresa, la presencia de especialistas en la organización de golpes de Estado, las llamadas `revoluciones de color'», afirmó.

El secretario general de la Asamblea Parlamentaria de la OSCE, Oliver Spencer, señaló que ante la «falta de recursos humanos», la organización prefería concentrarse en las elecciones parlamentarias. Añadió que es «absolutamente evidente que Medvedev va a conseguir la mayoría de los sufragios (...) él es muy popular y dispone de un sólido apoyo del Putin».

«No debe haber restricciones por parte del país que invita en cuanto al número de observadores o al acceso. La democracia no es una palabra vacía. Una oposición simbólica no es suficiente. Es necesaria una competencia real», concluyó.