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Salva Iriarte Ex director deportivo de la Real Sociedad

Mi obligada defensa como persona y como profesional

Nunca, pese a lo afirmado por parte del Sr. Badiola, y como puede comprobarse documentalmente, he cobrado simultáneamente por dos contratos

Mediante estas líneas deseo, junto a los argumentos técnico-jurídicos que se incorporan por parte de mis abogados a esta nota, puntualizar y aclarar todas las circunstancias que han concurrido en la medida adoptada por el presidente de la Real sociedad SAD, y traducida en mi despido como profesional vinculado a este club. Y deseo hacerlo desde el respeto a la institución y a la afición, en un ejercicio de transparencia y de defensa de mi dignidad personal y profesional.

Como profesional he prestado servicios para la Real Sociedad de Fútbol SAD inicialmente en su equipo filial y posteriormente como futbolista profesional entre 1968 y 1982. Entre los años 1982 y 1990 fui entrenador del equipo filial, los tres primeros en condición de segundo entrenador.

Como entrenador del primer equipo, mi etapa se prolongó desde noviembre de 1994 a noviembre de 1995. De 1995 a 1996 mi actividad se vinculó a adjunto a la dirección deportiva y desde diciembre de 1996 a julio de 1999 fui entrenador del equipo filial. A su vez, y debido la delicada situación deportiva del primer equipo, fui segundo entrenador de la Real Sociedad de julio de 1999 a abril de 2002. Nunca, pese a lo afirmado para descalificarme por parte del Sr. Badiola, y como puede comprobarse documentalmente, he cobrado simultáneamente por dos contratos. Siempre he atendido de forma leal, profesional y fiel al club.

El 2 de julio de 2007 suscribí un contrato de trabajo como director deportivo de la Real Sociedad de Fútbol SAD de tres temporadas de duración. En el momento de la firma del nuevo compromiso tenía en vigor un contrato con la Selección galesa hasta el 31-12-09. Rompí mi compromiso con esa selección y afronté el difícil reto de reorientar el rumbo deportivo y de cantera del club en una situación delicada tanto a nivel deportivo como económico.

En la negociación, la primera concesión al club se tradujo en aceptar que se alterase el criterio habitualmente establecido en este tipo de contratos: cuando se produce un cese de forma unilateral, el club está obligado a pagar el 100% de lo estipulado. Sin embargo, en mi caso establecimos una cláusula de rescisión en la que, en su caso, cobraría una cuantía equivalente al 40%.

El 14 de enero de 2008 fui citado por el Sr. Badiola, acudiendo acompañado por mi representante. El presidente expresó de forma despreciativa y humillante, tanto en lo personal como en lo profesional, su decisión de prescindir de mis servicios y dejó patente su intención de no abonar cantidad alguna por la extinción unilateral de su contrato.

Ante la ausencia de comunicación por escrito de la decisión, me vi obligado a continuar acudiendo a las dependencias del club hasta el día 24 de enero de 2008, cuan, finalmente, recibí una comunicación por escrito bajo la forma de despido disciplinario, alegando diversos incumplimientos contractuales inexistentes.

A partir de dicha fecha, las intervenciones del Sr. Badiola en los medios de comunicación han recogido gravísimas acusaciones en lo que se refiere a mi supuesta falta de profesionalidad y de preparación en el terreno técnico.

Debo recordar ahora que los objetivos marcados desde el Consejo de Administración que me contrató, una vez consumado el desgraciado descenso a Segunda División eran: Recuperar los valores y la identidad del club; apostar por la cantera; en la competición estar en puestos para disputar el ascenso.

Tras el cese de María De La Peña como presidenta de la Real Sociedad y su sustitución por Juan Larzábal, se convocan elecciones para el día 03-1-08. Tras estos acontecimientos, el nuevo presidente me comunica que no realice desde la Dirección Deportiva ningún movimiento en cuanto a salidas y entradas de jugadores para no hipotecar la gestión del Consejo entrante. No obstante, seguimos trabajando nuestras alternativas sin distorsionar ese lógico mandato.

Tras la toma de posesión del nuevo Consejo presidido por Iñaki Badiola, se me planteó una reubicación o reasignación de funciones en otro puesto; después cambiaron de criterio y me señalaron que continuase con la Dirección Deportiva, con la diferencia de que a partir de entonces las decisiones serían consensuadas. Al de poco esta decisión vuelve a variar totalmente, hasta materializarse el despido con argumentos falsos e inexistentes.

Debo recordar ahora que cuando me fue comunicado el despido, y frente a las inadmisibles declaraciones del Sr. Badiola, los objetivos deportivos y de política de club para los cuales yo había sido contratado estaban asentados y correctamente orientados: Recuperación de los valores y la identidad del club; máximo protagonismo a Zubieta, con una presencia habitual de no menos de siete jugadores de la cantera y en algunos momentos hasta 11; con una plantilla renovada cuya media de edad es de las más jóvenes de la categoría y que tiene por delante un gran margen de mejora. En cuanto a la competición, yendo de menos a más, estábamos a punto de los puestos de ascenso.

Como consecuencia de lo anterior y ante la referida y rotunda negativa del presidente de abonar cantidad alguna por la extinción unilateral del contrato, seguida por una comunicación de despido disciplinario, me he visto obligado a acudir ante la Jurisdicción Social formulando una doble pretensión: declaración de despido nulo o subsidiariamente improcedente por vulneración de derechos fundamentales y reclamación de una indemnización adicional por los daños y perjuicios causados, de forma solidaria, frente al presidente Sr. Badiola.

Finalmente, quiero hacer constar, y así se recoge en la propia demanda, que estoy dispuesto a dejar sin efecto y desistir de esta segunda petición si por parte del Club y su presidente se realiza una expresa petición de disculpas en la que se retracten, ante los mismos medios de comunicación, de las muy graves acusaciones vertidas contra mi honor y prestigio profesional.

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