El líder del movimiento libanés Hizbullah, Hassan Nasrallah, declaró ayer «la guerra abierta a Israel» durante los funerales del dirigente de esta formación Imad Moughnieh, fallecido en Damasco el martes en un atentado con coche bomba atribuido al Estado sionista.

«Si los sionistas quieren una guerra abierta, la tendrán», destacó Nasrallah en un discurso que fue transmitido en una pantalla gigante durante los funerales de Moughnieh.

«Habéis asesinado fuera de vuestro territorio natural, habéis traspasado vuestras fronteras», señaló, en lo que se interpreta como una amenaza a Israel de que Hizbullah llevará a cabo acciones de respuesta en el exterior.

Las palabras de Nasrallah fueron escuchadas por decenas de miles de seguidores de Hizbullah y dirigentes extranjeros, como el jefe de la diplomacia iraní, Manouchehr Mottaki, que se reunieron ayer en un barrio del sur de Beirut.

Israel ha negado cualquier implicación en el atentado que costó la vida a Moughnieh, uno de los fundadores del brazo armado de Hizbullah y considerado uno de los hombres más buscados por la Interpol y EEUU. En cualquier caso, dirigentes sionistas han mostrado su intención de atacar a dirigentes de Hamas para frenar los ataques con cohetes artesanales contra ciudades del Neguev. Por ello, la implicación sionista en el atentado de Damasco puede ser considerada como más que probable.

Numerosos portavoces del Gobierno israelí con quienes se puso en contacto France Presse rehusaron comentar las declaraciones de Nasrallah.

«El método, la localización y el momento hacen pensar que es un atentado sionista. Si queréis este tipo de guerra abierta, que el mundo escuche: `vayamos a la guerra abierta'», añadió Nasrallah.

«Como seres humanos, tenemos el sagrado derecho de defendernos. Haremos todo lo que sea preciso para defender a nuestro país y a nuestro pueblo», añadió el líder de Hizbullah, quien se encuentra en la clandestinidad desde 2006 por temor a un atentado sionista.

«En la próxima guerra no tendremos a Imad, pero hay decenas de miles de luchadores leales que están dispuestos a morir como mártires», insistió Nasrallah.

Mottaki, por su parte, leyó un mensaje del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, quien denunció «las operaciones criminales de Israel».

En ese momento, altavoces instalados en las calles de los barrios del sur de Beirut difundieron cantos que elogiaban la figura de los milicianos de Hizbullah, calificándolos de «héroes».

«Hemos perdido un hombre extraordinario, un gran jefe militar», declaró a France Presse Alí Hamdan, miembro de Hizbullah de 40 años.

Para los diarios de la oposición libanesa, la muerte de Moughnieh supone «un duro golpe» para Hizbullah.

Los funerales por Moughnieh comenzaron en el mismo momento en el que en la Plaza de los Mártires, en el centro de Beirut, acababa una manifestación de la mayoría parlamentaria antisiria que reunió, según los organizadores, a cientos de miles de personas.

Desde Irán, el líder supremo de la Revolución Islámica, Alí Jamenei, también se sumó a las condolencias por la muerte de Moughnieh. «Queridos hermanos, os felicito y os ofrezco mis condolencias, tanto a su familia, a la juventud de Hizbullah y a todos los mártires, por este gran mártir», señaló en una alocución retransmitida por la televisión pública iraní.

«Los criminales sionistas sedientos de sangre deben saber que la sangre pura de mártires como Moughnieh provocará el nacimiento de centenares de hombres a su imagen y redoblará la resistencia a la corrupción y a las atrocidades», señaló Jamenei.

«El martirio de muyahidines devotos como Moughnieh es un destino glorioso y deberá enorgullecer al pueblo libanés por haber dado al mundo un hombre tan grande en la lucha por la libertad y contra la crueldad», destacó el líder supremo iraní.

Ahmadineyad, por su parte, en declaraciones a la agencia ISNA, señaló que «los ocupantes de al-Quds (Jerusalén) han perdido toda razón para existir y este tipo de crímenes no puede sino reducir sus vidas repugnantes y corrompidas».

Mientras, Israel decidió reforzar las medidas de seguridad de sus representaciones diplomáticas en el extranjero ante el temor de que puedan registrarse atentados. «Las medidas de seguridad se han reforzado en torno a nuestras embajadas y consulados por temor a ataques por parte de Hizbullah o de sus aliados iraníes», indicó un responsable sionista bajo la protección del anonimato.

Israel, en alerta

Según otro responsable, el Shin Beth -el servicio de seguridad interior, encargado también de las representaciones diplomáticas en el extranjero- «ha dado órdenes de reforzar las medidas de seguridad en las embajadas, los consulados y los demás organismos israelíes en el mundo, así como en los aeropuertos, especialmente en torno a las compañías aéreas israelíes».

«Estas medidas se aplicarán hasta nueva orden», añadió.

El portavoz del Ministerio israelí de Asuntos Exteriores, Arye Mekel, rechazó realizar cualquier comentario sobre esta cuestión. «No tenemos la costumbre de hacer la más mínima declaración sobre las medidas de seguridad que tomamos», se limitó a señalar.

Asimismo, un responsable indicó que las unidades del Ejército israelí elevaron su nivel de alerta tanto en la frontera libanesa como en Cisjordania, «donde Hizbullah podría disponer de células susceptibles de cometer atentados».

Preguntado por France Presse, una portavoz del Ejército israelí se negó a confirmar estas informaciones.

Los medios israelíes, por su parte, destacaban que Moughnieh estaba implicado en sendos atentados contra la embajada sionista y una mutua judía en Buenos Aires en 1992 y 1994, en los que murieron más de cien personas.

Un responsable de los servicios de seguridad israelíes, entrevistado en una radio sin ser identificado, estimó que Hizbullah «ha sufrido un duro golpe con esta eliminación y va a tratar de buscar nuestro punto débil para desencadenar una guerra contra Israel y vengar a Moughnieh».