La acumulación de un recurso natural como el agua para luego ver qué hacemos con él, en suma, especulación, nunca será una política sostenible, innovadora y socialmente justa. Tanto el pantano de Itoitz como el recrecimiento que ahora se plantea para Esa no surgen ante un problema actual y real de falta de agua; no existen poblaciones sin abastecimiento o con restricciones mantenidas en el tiempo, ni campos sin cultivar por falta de agua.

No podemos seguir comenzando las obras por el tejado. Una adecuada gestión del agua debe empezar por reparar las «fugas» de sus sistemas, fomentar el ahorro y la eficiencia, y con el agua recuperada y ahorrada promover nuevos usos.

El pantano de Itoitz no ha venido a resolver ningún problema acuciante, y actualmente está siendo utilizado a través del Canal de Navarra como pieza clave de un desarrollo exagerado y aún más insostenible para Nafarroa. En base a su oferta de agua se está urbanizando en exceso con nuevas áreas residenciales y polígonos industriales, proliferan los campos de golf y se está favoreciendo un modelo agropecuario dominado por los grandes propietarios y las industrias agroalimentarias.

¿Es creíble esa acuciante necesidad de agua utilizada para justificar Itoitz, cuando en los últimos años han proliferado los campos de golf en Nafarroa y están proyectados más de una docena, muchos de ellos en Erribera?

La manifestación de hoy en Iruñea también debe servir como homenaje a Solidarios y Solidarias con Itoitz. Ellos y ellas han sido quienes han mantenido la llama encendida de la movilización contra este pantano en los últimos años, aportando acción directa, imaginación y frescura a un proceso de oposición a veces demasiado enfrascado en los juzgados. Desgraciadamente, ellas y ellos están recibiendo gran parte de los palos contra una lucha con gran éxito, que ha traspasado los límites del valle del Irati para convertirse en el detonante y el revulsivo de movimientos más amplios contra las grandes obras hidráulicas y en pro de una nueva política del agua. Su bagaje de detenciones, juicios, condenas o multas es tan grande ya como la propia presa, y aún así han seguido en la brecha. Aunque los gobiernos central y navarro hayan tratado de encasillarlos como «fuera de la ley», sus acciones, como todo el proceso de oposición a la presa de Itoitz, son un modelo de lucha ecologista en el Estado español y en Europa. En una sociedad cada vez más llena de ataduras, ellos y ellas han hecho lo más difícil y arriesgado, la acción directa que, aunque pacífica, te puede hipotecar de por vida con condenas, multas o indemnizaciones millonarias.

Y cuidado con los riesgos del pantano, como muy bien ha podido comprobar el Sr. consejero Miranda.