Tras meses de querellas, los principales partidos flamencos y valones alcanzaron ayer un acuerdo de mínimos que abrirá la posibilidad a futuro de una reforma del Estado belga.

Una «comisión de sabios» de las principales formaciones llegó en la madrugada del lunes a este primer compromiso institucional tras las elecciones legislativas de 2007 y la grave crisis subsiguiente.

Nueve meses después de unas elecciones que sancionaron la fosa entre las comunidades flamenca, que exige más derechos, y valona, enrocada en su defensa del centralismo, «hemos llegado al fin a un acuerdo para nuestro país», se congratuló el presidente de los socialdemócratas francófonos, Elio Di Rupo.

En el lado flamenco, el acuerdo sobre este «primer paquete» ha sido generalmente bien acogido, aunque esté lejos de las aspiraciones de esta comunidad.

El presidente del CVD, formación del primer ministro electo Yves Leterme, señaló que el compromiso «abarca un amplio abanico de nuestras reivindicaciones». Los «sabios» han acordado la transferencia a las actuales regiones (Flandes, Valonia y Bruselas) de competencias relativamente menores y que hasta ahora estaban en manos del Estado central, tales como las legislaciones sobre alquiler, las implantaciones comerciales o la infancia.

Ciertos aspectos del código de circulación pasarán asimismo a manos regionales que, a modo de ejemplo, podrán modular sus acciones en materias como el control de velocidad, siempre según este acuerdo que debe ser ratificado por los partidos y el Parlamento.

En contrapartida, los valones han logrado un refinanciamiento de la región de Bruselas con 65 millones de euros, aunque lejos de los 500 millones que exigían, para principalmente mejorar los transportes públicos.

Sigue el debate

El «comité de sabios» ha decidido lanzar sin más dilación la negociación sobre una reforma significativa del Estado.

Este debate versará sobre la transferencia de la política de empleo y de la familia, «tabués» para los valones.

Uno de los temas centrales será la cuestión de las circunscripciones electorales de la conurbación Bruselas-Hal-Vilvorde, símbolo de la difícil cohabitación entre ambas comunidades.

«Se abre la perspectiva de una reforma del Estado más importante. El gran desafío del Gobierno Leterme será dar contenido a esta segunda fase», resumió el cristiano-demócrata flamenco Eric Van Rompuy.