Raimundo Fitero
Resistir
Resistir. La presión mediática es abrumadora. Como ya no somos ciudadanos sino televidentes, nos cercan con sus monotemas. El debate entre ZP y Rajoy es una buena prueba para supervivientes. Mucho más que lo que sucede en esas playas hondureñas donde unos individuos se convierten en protagonistas televisivos de un simulacro, de un compendio de juegos de sociedad en estado primitivo. Cuando esto sea tinta negra sobre papel blanco, ya habrá sucedido, ya habrá encuestas, análisis, apreciaciones desquiciadas. Y empezará la presión para la segunda parte, para la vuelta, es decir seguiremos agobiados.
No nos aliviaremos hasta el día 11 de marzo. Es un decir. Javier Bardem se alivió después de semanas de presión constante. Ahora le queda toda la resaca y el postoperatorio. Estuvo bien en la ceremonia. Estuvo bien antes de la ceremonia. Estuvo bien después de la ceremonia. Y su madre lloró. Estupendo. Alegrías que se pueden compartir. La película en la que participaba fue la ganadora de este año. El conductor de la ceremonia es un corrosivo cómico que practica la sátira política. Se notó en algunos ramalazos. Allí tienen otra presión mediática y de elecciones con las primarias. Algo sucede. Es el péndulo que va hacia el otro lado. Se supone.
No obstante, las imágenes de este fin de semana entre ganadores, perdedores, alucinados, gilipollas y gobernantes en su salsa es una mezcla muy codificada. Sarkozy se muestra tan facha como es. Miramos a Cuba y encontramos la lógica: la transmisión del poder en la cadena de partido. De momento. En un campo inglés vemos una entrada de un jugador de fútbol que le parte la pierna a otro. Simplemente mirar produce dolor. Las televisiones británicas decidieron mostrar planos lejanos para no crear morbo. El Real Madrid pierde una ventaja que le deja descolocado y lo hace con una acción en el campo que no se ve ni en las categorías infantiles. El vasco Aguirre, pierde su crédito como entrenador del Atlético de Madrid, en el campo que lo encumbró y con el equipo con el que alcanzó altas cotas de competitividad: Osasuna. Por Bilbao se escucha un mantra en crescendo que repite una palabra: resistir.