Un nuevo acuerdo «in extremis» retrasa otra vez el verdadero debate sobre el Estado belga
Finalmente, y tras largas negociaciones que sucedieron a las desarrolladas hasta diciembre pasado para formar el gobierno interino, los partidos políticos belgas llegaron ayer a un acuerdo para desbloquear el presupuesto para este año. El acuerdo no pasa de ser un acuerdo de mínimos que no satisface a nadie, pero que permite a todos seguir trabajando. Eso sí, seguir trabajando desde perspectivas totalmente antagónicas sobre el futuro del Estado belga.
La sucesión de acuerdos provisionales que esquivan la situación de crisis estructural que vive Bélgica hoy en día es reflejo de la cultura política del país, así como de las presiones que unos y otros soportan para mantener la estabilidad política. A pesar de la gravedad de la situación, los responsables de los diferentes partidos y comunidades no reflejan ningún tipo de angustia o nerviosismo al respecto.
Sin embargo, a nadie escapa que el futuro del Estado federal está en entredicho y que todo acuerdo que rehúya ese debate estará abocado al fracaso. El acuerdo presupuestario de ayer puede desatascar la situación a plazo corto, pero a medio plazo es insuficiente.