El sábado 23 de febrero a las 14.10, hora local, el zarauztarra Aritz Aranburu hacía realidad un sueño que pocos surfistas en el mundo y sólo seis en Europa han conseguido; entrar a disputar una manga como parte el top 44 profesional mundial. Lo más. Fue en la playa de Duranbah, paralela a Snapper Rocks en la Gold Coast australiana. En esta manga de tres surfistas, el primero pasaría directamente a la tercera ronda, los otros dos, a la repesca. Ganar era lo importante.

En pocos minutos descubrió que el sueño no iba a ser idílico. Mientras no encontraba olas que le dieran juego, los treinta minutos de tiempo se iban consumiendo. Cuando empezó a entonarse, en la segunda mitad de la manga, aprendió otra cosa: si se acerca una ola que ofrece posibilidades, no hay que dudar. Hay que pelearla a muerte. El australiano Kai Otton -número 12 del mundo- lo sabía. Aprovechó la leve indecisión de Aritz y la cogió. Resultado: más de 7 puntos, que sumada a otra ola de 7, sentenció la manga. De un total de diez olas que puede coger cada surfista se suman sus dos mejores. Y en el circuito WCT, para ganar, esas dos tienen que ser de notable a sobresaliente. Aritz a la repesca como tercero de tres. Normal. Era la primera clase y se dedicó a coger apuntes.

Mucho peor fue lo de la Expresion Session de anteayer. En esta prueba no puntuable, paralela a la competición oficial, los surfistas se disputan un premio en metálico buscando la maniobra más espectacular y arriesgada. Es una concesión al público, a los informadores gráficos y una buena manera de habituarse a competir con los mejores en una manga más distendida. También puede ser una oportunidad de dar un aviso y mostrar a tus contricantes tu poderío.

A Jordy Smith, un sudafricano que, como Aritz, es un recién llegado, le salió bien. Ganó la Expresion y confianza en sí mismo. A Aritz le salió mal. Intentando un aéreo alto, su cuerpo se inclinó hacia adelante y en la caída todo su peso forzó en exceso su pierna izquierda. Salió por su propio pie pero al día siguiente, cuando se despertó para afrontar su manga, no podía andar. Explorado por los médicos de la ASP, se le observaron dos lesiones. Un esguince de tobillo no demasiado importante y una lesión en la rodilla con posible afectación de menisco y algún ligamento ligeramente dañado. A falta de un diagnóstico definitivo que conoceremos en los próximos días, el posible periodo de recuperación total se estima entre 6 y 8 semanas. Los médicos declararon que de no ser por la exigente preparación física que posee -llevada a cabo por su entrenador, el también zarauztarra Aitor Francesena Gallo- la lesión habría sido mucho más seria.

El próximo reto, en Tahití

Como consecuencia, se perderá la siguiente prueba del WCT, el Rip Curl Pro de Bells Beach en Victoria (Australia) y una de las pruebas mejor dotadas del circuito WQS -la segunda división-, el O'neill Pro de Margaret River en West Australia. Su reaparición está pensada para la prueba WCT de Teahupoo (Tahití), en mayo. Para entonces deberá de estar totalmente recuperado, porque la ola de Teahupoo es una de las más exigentes y duras. Aritz se enfrentará a muros de agua de 2 a 5 metros de alto y parecido de ancho, que rompen con muy poco fondo sobre arrecifes coralinos tan bonitos como peligrosos. Pese a semejante panorama, sabemos que al de Zarautz le va la marcha y no será él quien recule su tabla.

Así las cosas, es difícil imaginar un comienzo peor. Pero esto no ha hecho más que empezar. Aritz tiene 22 años y esto sólo le puede servir para aprender. El sufrimiento y las lesiones también sirven para poner más claros los objetivos y atacarlos con más decisión si cabe. Si se trata de determinación, con Aranburu no hay problema. Sabe de que va ese juego. Hay ejemplos muy claros en los que fijarse. Sin ir más lejos, el actual campeón, el australiano Mick Fanning, sufrió hace un par de años una grave lesión de tendón a mitad de temporada, que le apartó de la competición seis meses.

En aquel momento era el único que parecía poder hacer frente al todopoderoso Kelly Slater. Reapareció al año siguiente en Snapper Rocks y ganó la prueba. Unos meses más tarde ganaba el circuito y se proclamaba campeón. Este año es el hombre a batir. Como ejemplos contrarios, el año pasado dos debutantes, el estadounidense Chris Ward y el brasileño Adriano da Souza, consiguieron resultados sorprendentes en las primeras pruebas. Todo el mundo hablaba de ellos como las grandes revelaciones del año, incluso como posibles candidatos al título. Según fue avanzando la temporada, su rendimiento fue decreciendo hasta casi pasar apuros para mantenerse en la élite. Quizás esto sólo haya sido un paso atrás para coger impulso. De momento seguimos soñando... pero con un ojo abierto.