La Ertzaintza detiene a un hombre por robar en la antigua sede de «Egin»
Han transcurrido casi diez años desde que Baltasar Garzón cerrase «Egin» y Egin Irratia, y precintase sus instalaciones. La que fuese sede de ambos medios en Hernani continúa en situación de embargo, bajo la tutela de un administrador judicial que no ha impedido que el paso del tiempo y la ausencia de mantenimiento hayan provocado su virtual ruina. Ahora, los ladrones se hacen cargo de los restos de lo que fue un vigoroso proyecto comunicativo.
Anjel ORDÓÑEZ |
La Ertzaintza detuvo en la tarde del miércoles a un hombre de 31 años en Hernani, al que acusa de haber robado cable y otros componentes eléctricos en las antiguas instalaciones del diario «Egin» y la emisora Egin Irratia, en el polígono Eziago de esta localidad guipuzcoana. El Departamento de Interior de Lakua aseguró que se sigue la pista de una segunda persona implicada en el robo.
Según el relato de Interior, la Policía autonómica recibió el aviso de un vecino del barrio Olaso dando cuenta de la presencia de personas con sacos cargados de cable en las inmediaciones de un caserío de la zona. Tras acudir al lugar indicado, los agentes encontraron a un hombre y, una vez identificado, le interrogaron sobre el origen del material contenido en los sacos. Según la versión policial, la incoherencia de sus respuestas provocó la detención del sospechoso.
Posteriormente, los agentes de la Policía autonómica inspeccionaron las empresas de la zona y descubrieron varios butrones en la parte posterior del inmueble que albergaba las que fueran instalaciones de «Egin» y Egin Irratia, concretamente en la parte de la nave que da al río Urumea.
En la zona se se encontraron restos de cable, así como elementos eléctricos similares a los que trasladaba el hombre detenido. También se hallaron herramientas y piezas procedentes del interior de las citadas instalaciones, en una caseta eléctrica ubicada en el exterior.
Trabajadores de una de las empresas cercanas a la que fuera sede de «Egin» confirmaron a GARA que en los últimos días se había observado la presencia de personas no habituales en la zona y que incluso habían detectado los butrones, por lo que se dio aviso a la Policía Municipal, sin que se conozcan las diligencias llevadas a cabo por ésta.
Paradójicamente, las mismas fuentes confirmaron que en las instalaciones en las que se han producido los robos se puede ver habitualmente un vigilante jurado «de día y de noche».
Abandono absoluto
El cierre «cautelar» de «Egin» y Egin Irratia se produjo en julio de 1998. Cinco años después, en julio de 2003, cuando se levantó la clausura de sus instalaciones, las personas que accedieron a su interior se encontraron con la desoladora imagen de estancias, maquinarias, y elementos tecnológicos en un estado asimilable a la ruina por el efecto de la humedad, la ausencia total de mantenimiento y la actuación de las fuerzas policiales.
El que hoy sigue siendo administrador judicial de estos bienes, Antonio López, admitió hace dos años en el transcurso del juicio del sumario 18/98 que desde el mismo momento del cierre de la sede no se había afrontado ninguna labor de mantenimiento. Reconoció ser consciente de la pérdida de valor de los bienes bajo su custodia, pero alegó que el juez instructor, Baltasar Garzón, impidió hacer uso de los fondos de la propia empresa editora de «Egin» para acometer medidas de mantenimiento.
La Audiencia Nacional española encargó de forma expresa a la Ertzaintza la vigilancia del inmueble para evitar robos en su interior. Interior de Lakua, a su vez, encargó la labor a una empresa de seguridad privada.
Durante los nueve años largos que han permanecido cerradas, las instalaciones no han recibido mantenimiento alguno. El administrador judicial admitió que Garzón impidió destinar fondos de la empresa para ello.