El club organizará un torneo alevín en Zubieta, en contra lo acordado con Diputación
Cambios en el modelo de la base y en sus responsables
Juanan Larrañaga y Mikel Sanjuan son los encargados de ese área y las únicas cabezas que quedan de la estructura organizativa del Consejo anterior. El presidente les ha relegado sin comunicarles su futuro.
Joseba ITURRIA | DONOSTIA
Iñaki Badiola ha decidido cambiar el modelo que seguía la Real en el fútbol base y sustituir a sus máximos responsables, Juanan Larrañaga y Mikel Sanjuan, que de facto se han visto relegados en sus funciones por el presidente. Así, ha decidido organizar un torneo de fútbol alevín en Zubieta con clubes guipuz- coanos que no pueden competir en esa edad por el acuerdo firmado por la Real, la Federación Guipuzcoana y la Diputación.
Además ha manifestado su intención de enterrar el modelo de fútbol base firmado recientemente con las dos instituciones por el Consejo anterior en cuanto expiren los convenios firmados hasta junio del 2009.
Dentro de esa revolución que plantea para la base se da por segura la sustitución de Larrañaga y Sanjuan. Hay una inquietud en Zubieta porque llegan noticias de que sus responsables serán sustituidos y se va a producir un cambio sustancial en su trabajo y, de hecho, el presidente ha tomado un camino diferente al que seguían los responsables del fútbol base en función del convenio firmado.
Cuando se confirme oficialmente su sustitución, porque Badiola no ha comunicado nada a los interesados ni a la opinión pública, el presidente habrá descabezado toda la estructura técnica que encontró. Primero suplió al director deportivo Salva Iriarte, luego a los responsables del primer equipo -Coleman y Steve Kean-. Mientras tanto, Larrañaga y Sanjuan continúan su trabajo con normalidad.
Badiola había trasmitido que en un plazo corto Francis Cagigao iba a venir a Donostia para responsabilizarse de todo el apartado deportivo y para reestructurar Zubieta, pero a día de hoy la Real sigue sin ningún técnico responsable del área deportiva, papel que desempeña el propio Iñaki Badiola, que es el que ha decidido los fichajes del primer equipo en enero junto a los representantes Miguel Angel Cermeño y Joseba Díaz, y que también ha tomado decisiones que deberían corresponder a los responsables de la cantera.
Lo normal es que Larrañaga y Sanjuan tengan contratos de larga duración como es coherente con un trabajo con la base que debería realizarse a largo plazo, por lo que habrá que ver si Badiola quiere, como con Iriarte, Coleman, Kean y Aiestaran, que se vayan sin cobrar, algo que logró con tres de ellos, cuando lo normal en el fútbol es que todos exijan cumplir sus contratos y nadie debe criticar la defensa de unos derechos.
Otro mal hábito
La cantera debería seguir una línea clara a largo plazo, impermeable a los cambios por las propias características del trabajo. Pero ha sufrido revolución tras revolución con cada cambio de Consejo, a pesar de que todos han hecho bien su trabajo. Cuando Olabe entró con Astiazaran se cargó al grupo dirigido por Juan Mari Lasa, la mayor injusticia, e introdujo otro equipo. Al entrar, Fuentes relevó al gasteiztarra y entró Larrañaga. Con él llegaron técnicos de su confianza. Ahora se repite un mal hábito que dificulta dar una continuidad a la metodología de trabajo y supone un gran coste, porque hay que pagar indemnizaciones a los que se van y salarios a los que entran.
En lugar de dar continuidad a lo que funciona -los equipos formativos en los últimos años están a un gran nivel-, reforzarlo con los jugadores del Antiguoko que van a llegar tras el acuerdo alcanzado con Badiola y buscar un consenso entre los dos bloques, la Real satisface al grupo liderado por el Antiguoko. Y se enfadan los otros con una división que se traduce en dos candidaturas a la Guipuzcoana, una con Larrea y Badiola y otra con clubes fuertes.
Cada Consejo que ha entrado en los últimos años ha cambiado al grupo que trabajaba con la base a pesar de que todos lo han hecho bien, de que el fútbol-base necesita continuidad y de que los cambios motivan un gran coste económico.